Cena de ‘El Mundo’: Ana Rosa fue por libre y García rozó un momento crítico
La fiesta de aniversario de El Mundo dejó imágenes, anécdotas, presencias y ausencias para el recuerdo y con mucha miga. Así se vivió el 30 aniversario.
El treinta aniversario de ‘El Mundo’ y su celebración ha dado mucho qué hablar, comenzando por el enfado de Pedrojota al haberle negado el protagonismo que había exigido. El encuentro, por todo lo alto, congregó a lo más alto y variado del mundillo político, económico y mediático.
Incluso proporcionó el morbo de ver cómo gentes que se han llamado de todo menos bonito en otros tiempos firmaban una tregua momentánea. Como fue el caso de Federico Jiménez Losantos y José María García.
Pero si hubo alguien que hizo un gesto ostensible fue Ana Rosa Quintana, que una vez más demostró ser el ‘electrón libre’ de Mediaset. Ana Rosa acudió a la gala de ‘El Mundo’ justo en unos instantes en que las relaciones entre la empresa para la que trabaja y la editora del periódico atraviesan un momento gélido.
La causa de ese enfriamiento de los últimos tiempos corresponde, según consideran desde ‘El Mundo’, a la promoción realizada por los canales de Mediaset del libro ‘El director’, de David Jiménez, en el que el exdirector del periódico puso de vuelta y media a buena parte de sus compañeros y antiguos subordinados.
Aquella situación generó tensiones en la redacción, ya que algunos de los cuadros del diario consideraban que era necesaria una respuesta contundente. Finalmente, Antonio Fernández Galiano y Francisco Rosell atemperaron los ánimos y prefirieron optar por otra solución: no ir a la confrontación directa pero tampoco olvidar lo sucedido.
Otros directores
Así, no es de extrañar la notable ausencia de directivos de Mediaset o la del propio David Jiménez, que ni siquiera fue invitado. El caso fue distinto con los otros directores -Pedrojota Ramírez, Casimiro García-Abadillo y Pedro G. Cuartango-, invitados pero ausentes por discrepancias con Unidad Editorial.
Por cierto, que mencionábamos la presencia de José María García y no podíamos dejar pasar que su presencia rozó un momento crítico cuando, al principio, no contó con sitio para la cena. Una cuestión que rápidamente se solucionó.