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EDITORIAL

Pedro Sánchez perdió el debate, ¿pero perderá el domingo en las urnas?

El líder del PSOE dejó claro que no sabe qué hacer con España, a la que ni siquiera sabe definir, y además no rechazó entenderse con el independentismo. Dos problemas muy graves.

Pedro Sánchez perdió el debate, ¿pero perderá el domingo en las urnas?

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El único debate electoral del 10N -conviene insistir en el bochorno de que no haya más ni formatos 'cara a cara'- se saldó sin un ganador claro -es muy dífícil que lo haya con cinco intervinientes y todo tan reglado- pero con un perdedor nítido: Pedro Sánchez fue incapaz de responder a ninguna de las grandes cuestiones, planteadas por sus rivales con la precisión de Pablo Casado, la contundencia de Santiago Abascal o la claridad de Albert Rivera.

El líder socialista no supo qué decir a una pregunta elemental del líder del PP, ganador como poco moral de un debate que le refuerza como alternativa, que cualquier aspirante a gobernar este país debería tener muy clara: "¿Cuántas naciones hay en España?".

No se puede gobernar España sin saber definirla, y menos aún si no descartas entenderte con el separatismo de nuevo

Que la pregunta no resultara extemporánea refleja la errática, confusa e inquietante política que los socialistas, desde Zapatero hasta Sánchez, llevan practicando en Cataluña desde hace demasiado tiempo, consistente en alimentar una imposible expectativa separatista para luego culpar a quienes defienden la Constitución acusándoles, de manera vergonzosa, de generar independentistas.

Y si el candidato socialista no fue capaz de aclararle a Casado y a toda España esa cuestión, probablemente la explicación esté en el segundo hito de la noche: se negó a aclarar también si volverá a pactar con los nacionalistas que la le hicieron presidente, y si lo hizo fue en el sentido menos deseable a España.

Porque a estas alturas, el mismo Sánchez que lleva desde 2015 sometiendo a España a un bucle electoral eterno con todo tipo de artimañas, volvió a exigir que todos les respaldaran si consigue tener más votos que el resto, negándose a cualquier tipo de pacto estable inherente a un resultado electoral fragmentado.

Derrotado, ¿pero y el domingo?

Que el socialista exija a PP y Cs un respaldo ciego es simplemente insólito e inviable; pero que lo haga con Podemos equivale a apostar por repetir la fórmula de la moción de censura, respaldada por los partidos de Quin Torra, Oriol Junqueras y Arnaldo Otegi.

Si a esa actitud se le añade el alocado discurso económico del PSOE, empeñado en subir impuestos y aumentar el derroche público en un país extenuado por la crisis y endeudado hasta límites inadmisibles, la conclusión no puede ser otra: es de desear que Sánchez, además del debate, pierda el próximo domingo en las urnas.

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