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EDITORIAL

España tendrá un Gobierno de la izquierda radical intervenido por el separatismo

PSOE y Podemos se reparten el poder en una España amenazada por el separatismo y la crisis económica que dependerá, además, de los partidos que más hacen por acabar con España.

España tendrá un Gobierno de la izquierda radical intervenido por el separatismo

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No hace falta irse a las filas del PP, Vox o Ciudadanos ni ver, leer o escuchar a los escasos medios de comunicación críticos que quedan en España para entender el peligro que supone tener en el Gobierno de España a un partido como Podemos y a personajes como Pablo Iglesias.

Y no es necesario porque es suficiente con escuchar todo lo que lleva diciendo de ese partido radical y de sus dirigentes antisistema Pedro Sánchez, el mismo que ahora les va a entregar la gobernación de España.

Fue él quien alertó de su inaceptable defensa de un referéndum de autodeterminación en Cataluña; de su voluntad de implantar un sistema como el de Venezuela en nuestro país; de su defensa de los "presos políticos" catalanes o, entre tantas otras joyas de la hemeroteca, de provocarle a él insomnio "como al 95% de los españoles".

Pues esa formación populista, chavista, proindependentistas y antimonárquica, que denigra la Transición y defiende a sátrapas como Maduro o Evo Morales; va a tomar las decisiones en España probablemente durante cuatro largos años. Y aún hay algo peor.

Porque siendo inquietante esa pinza, demostrativa por cierto de que la repetición electoral fue una decisión de Sánchez para subir en diputados y no una consecuencia del bloqueo de nadie, lo es más todavía que resulte insuficiente y necesite de respaldos aún peores.

España tendrá un Gobierno radical y populista intervenido, además, por los partidos que no creen en España

Porque la coalición radical de PSOE y Podemos no prosperará si no tiene el apoyo directo o indirecto, pero en todo caso cierto y con seguridad costoso, de buena parte del independentismo. El Gobierno de España estará pues intervenido por los partidos que menos creen en España y brindarán sus votos a ese Ejecutivo con fines estrictamente egoístas: lograr más prebendas, caso del nacionalismo vasco; profundizar en su proyecto independentista, caso del catalán.

Si la coalición demuestra la falta de escrúpulos de Sánchez y evidencia que el bloqueo siempre ha sido una estrategia; la desgana por buscar alianzas alternativas con el PP y Cs evidencia que, con ser populista y radical Podemos, es el PSOE actual el partido más sectario, frentista e hipócrita que existe en España. Ahora ya se ha quitado la careta del todo.

Y se le han acabado las excusas: lo que ocurra en adelante con la economía, la convivencia, Cataluña y el orden constitucional es exclusivamente responsabilidad suya.