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EDITORIAL

Sánchez traspasa todas las líneas rojas negociando de nuevo con Bildu

El líder socialista pisotea la memoria de su partido aceptando pactar con Bildu: ya se benefició de la nueva Batasuna en la moción de censura y luego en Navarra. Ahora más.

Sánchez traspasa todas las líneas rojas negociando de nuevo con Bildu

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La lista de socialistas asesinados por ETA es larga, con nombres ilustres que simbolizan, como tantos otros, la resistencia cívica, política y personal al horror, el chantaje y el totalitarismo. Pero con el partido que asume las ideas de la nada terrorista, y que no ha condenado de verdad su historial, se ha reunido en sede oficial el PSOE de Pedro Sánchez.

Bildu está encabezada por un individuo condenado en varias ocasiones por pertenecer a ETA, Arnaldo Otegi, y no ha variado ninguno de sus objetivos. Todo ello junto debiera haber sido suficiente para que un PSOE con memoria y dignidad hubiese rechazado todo contacto con semejante partido.

Pero no nos engañemos, la relación entre ambas formaciones ya viene de lejos: Bildu ayudó a Sánchez en su moción de censura en 2018 y los socialistas gobiernan en Navarra gracias a sus votos, por acción u omisión: sin su abstención, la socialista María Chivite -perdedora de largo en los comicios autonómicos-no estaría al frente de la Comunidad Foral.

Sánchez ha normalizado desde 2018 entenderse con Bildu, a un precio incierto pero alta que pagará España

No hay dignidad alguna, pues, pero tampoco sorpresa en las negociaciones y pactos de Sánchez: toda su carrera está edificada gracias al independentismo, catalán o vasco, y además en el momento de mayor auge de ambos. Otro indicio de por qué ERC o la nueva Batasuna están dispuestos a respaldar al líder socialista: nada les estimula más que un presidente dependiente de ellos.

Un bochorno

Que con ese contexto la maquinaria propagandística de Sánchez pretenda además esparcir la idea de que todos estos pactos son achacables al PP y Cs, partidos constitucionalistas a los que insulta constantemente con la etiqueta de "trifachito", es bochornoso pero útil.

Se trata de maquillar la lamentable deriva de un PSOE que conculca toda su trayectoria y traspasa las líneas rojas más sagradas por un afán personal. El precio que pagará España por todo ello es ahora una quimera. Pero temer que será alto no es ninguna osadía.

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