Page, Vara y Lambán ponen la alfombra a Sánchez y les machacan así sin compasión
Los barones del PSOE salen muy maltrechos de su silencio y de alfombrarle el camino a ERC y Bildu por ayudar a Sánchez. Y es en sus regiones donde más les atizan.
Los barones del PSOE son una criatura mitológica, según el verbo lacerante del periodista Cristian Campos, al menos en lo referente a oponerse a la entrega de las llaves de La Moncloa al soberanismo. Ni uno de ellos fue capaz de mantener, en los días previos a la investidura de Pedro Sánchez, lo que había mantenido en público con solemnidad cercana al belicismo.
Los vídeos de Susana Díaz, García Page, Ximo Puig, Javier Lambán o Fernández Vara rechazando con vehemencia cualquier acuerdo con ERC o Bildu o sugiriendo que, llegado el caso, se rebelarían; han quedado convertidos en tristes testimonios de blandenguería y postureo.
A la hora de la verdad, ni uno solo de ellos ha levantado la voz ante la certeza de que Junqueras y Otegi iban a elegir al nuevo presidente de España, como finalmente ha ocurrido.
En algún caso incluso, y miren a Andalucía, el nivel de genuflexión de la lideresa venida a menos ha sido tan estruendoso como explicable: con tal de que no la liquiden en Ferraz, lo que haga falta.
Pero los silencios han terminado y, una vez culminado el acuerdo en el Congreso, los barones se han visto obligados a doblegarse en público ante el jefe, alfombrando con su propia trayectoria previa la llegada del Patrón a La Moncloa. Y claro, les han atizado de lo lindo, recordándoles lo que decían y lo que han hecho al final, que no es otra cosa que callar y tragar:
Al presidente extremeño le ha caído la del pulpo en su propia tierra, que no acaba de entender cómo ha sido capaz de ponerse de perfil ante las alianzas de Ferraz cuando, durante años, Extremadura ha sido especialmente vejada por el separatismo catalán elitista que ahora escoge presidente. No es el único. La declinante Susana tampoco ha salido bien parada:
Tambien recibe su ración de espabilina el presidente de Aragón, Javier Lambán, que ucho amago con saltarse la jerarquía pero al final tragó como el resto y ahora incluso hace genuflexiones públicas lindantes con el alipori. Y claro, le dan de lo lindo:
Una línea muy similar a la del presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García Page, especialmente criticado en su tierra por la abrumadora contradicción entre lo que siempre mantuvo sobre ERC o Bildu y lo que finalmente ha hecho: callarse y homenajear a Sánchez.
Y una más para el valenciano Ximo Puig, a quien deben pitarle los oídos viendo la reacción de muchos de sus paisanos, enojados hasta la extenuación por verle callado ante un nacionalismo que, ya saben, anhela convertir Valencia en una provincia de los Països Catalans: