Cajón de sastre: el "guantazo" de Sánchez a Iglesias estrena una pareja terrible
El presidente ha golpeado al ego de Iglesias poniéndole como uno más entre cuatro vicepresidentes de un Gobierno gigante. Y estimula una batalla que no ha hecho más que comenzar.
Este domingo Pedro Sánchez comunicará al Rey definitivamente el elefantiásico Gobierno de coalición. Si algo demuestra su composición es el exceso de tacticismo presidencial, atrapado por su deseo de dejar claro a Pablo Iglesias quién manda.
Quiere además sacar brillo a esta nueva etapa con la incorporación de algún perfil de renombre. El resultado es un totum revolutum de mucho cuidado. Morados, comunistas, socialistas, técnicos ortodoxos y liberales van a compartir el Consejo de Ministros bicolor. ¿Una tarea imposible?
La renuncia a una mínima cohesión enciende las luces rojas. En los mentideros políticos se han convertido en motivo de conversación varias calabazas que habría recibido Sánchez. Nombres que, constatada la acelerada dinámica de polarización política durante el debate de investidura, optaron por evitar la quema de su trayectoria profesional.
No llevando el partidismo inyectado en vena, la espantada ha resultado para ellos lo más inteligente. La crispación en la escena pública sólo promete ir a más durante esta legislatura. Las bases de nuestro modelo de convivencia, consensuadas hace 40 años, están en cuestión, y protegerse de las inclemencias suena a utópico.
Los protocolos de coordinación de la coalición no garantizan el día a día. Todo lo cual nos colocará de bruces ante la desoladora visión de un Gobierno de muy compleja cohabitación. “Una andadura sobre hielo fino” es uno de los vaticinios más extendidos en las filas socialistas, las mismas que celebran el golpe propinado al ego de Iglesias al convertirlo en uno más entre cuatro vicepresidentes.
“Pedro sí que sabe”, se ha oído en los pasillos de Ferraz. Si le saliese todo bien al presidente sería, desde luego, un monumento al puzle más complicado. Pero el partidismo y la colocación de afines para conformar uno de los más extensos gabinetes de nuestra democracia jamás deberían anteponerse al interés general.