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Samuel Vázquez / CdV

Decálogo del pin parental

El autor defiende el "pin parental" aunque cree que solo es necesario por el intento del Gobierno de imponer una moral y unos valores determinados. Lo explica en 10 puntos.

Decálogo del pin parental

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La educación, como adquisición de cultura y conocimientos, está asegurada para mis hijos a través del pertinente plan de estudios, integrado por las materias, previamente conocidas por los padres, de: matemáticas, lengua, historia, etc.

La educación, en tanto conjunto de valores y principios, corresponden a Mamá y a Papá, y se adquiere principalmente en el hogar, reforzada en el centro educativo con un seguimiento y contacto permanente ente padres y profesores.

Las charlas no incluidas en el plan de estudios e impartidas por personal desconocido y ajeno al Centro, deben de ser comunicadas todas a Mamá y a Papá, que deberán autorizarlas. Con más razón si cabe, si estas charlas versan sobre materias ideológicas o morales, o están impartidas por activistas o asociaciones con un claro sesgo ideológico.

Denigrar a los profesores de antes

Si un padre es un yihadista u otro no quiere por motivos religiosos salvar la vida de su hijo por no autorizar una transfusión de sangre, se podrá, obviamente, para salvaguardar los derechos del menor, actuar sobre esos padres desde los poderes del estado con arreglo a las leyes vigentes, sin que eso sea extensivo al resto de mamás y papás que no somos yihadistas y que daríamos hasta la última gota de nuestra sangre para salvar a nuestros hijos.

Pretender hacernos creer que los papás de los 70, 80 y 90 fuimos educados en el machismo y en la consagración de un sistema heteropatriarcal, es insultar y denigrar a miles de maestros y profesores que nos formaron tanto en conocimientos académicos como en el refuerzo de valores.

Si la Directora General de Diversidad Sexual, que ha reconocido públicamente haber mantenido una relación con una menor alumna suya, entra en el colegio de mis hijos, su mamá y yo debemos ser avisados de manera inmediata, pues según entre esta activista por una puerta, mis hijos saldrán por otra.

Si los miembros de la asociación convocante de la manifestación del Día del Orgullo Gay, en la que se prohibió acudir a miles de homosexuales por motivos ideológicos, y se escupió e insultó a los que decidieron no acatar esa prohibición, van a ser los que eduquen a mis hijos en el respeto por los demás, se procederá como en el punto anterior.

Para imponer unos determinados dogmas y una doctrina política, se quiere utilizar como cobayas a nuestros niños.

El monopolio del Estado en la educación, excediendo la formación en conocimientos, cultura y espíritu crítico, y extendiéndolo a uniformar intelectualmente a los niños con un mensaje de marcado carácter ideológico y moralizante, ya ha sido probado con anterioridad en la Alemania nazi, la Rusia comunista, la Italia fascista o la Cuba castrista, con resultados poco esperanzadores.

Es la libertad

El escenario ideal sería aquel en el que no se necesitara un Pin Parental, en tanto en cuanto el Gobierno se limitara a impartir conocimientos y reforzar valores de acuerdo con los padres, y no tratara de adoctrinar a niños con sermones moralizantes. Más en la actualidad, ese escenario ya no existe, y para imponer unos determinados dogmas y una doctrina política, se quiere utilizar como cobayas a nuestros niños.

Los niños son sagrados, sus padres deben velar por ellos día y noche, frente a cualquier enemigo, por muy poderoso que este sea, y hasta el final. A estas alturas, la batalla por el Pin Parental es una batalla por la libertad.