Echenique despreció a la Princesa Leonor de forma premeditada: ésta es la prueba
El líder de Podemos ni miró a la Familia Real pese a las muestras de afecto que le dieron. Apeló a su incapacidad, que no le impide hacer lo que esta vez evitó. Y aquí tenemos la prueba.
¿Despreció Pablo Echenique a la Princesa Leonor y a la Infanta Sofía en el Congreso? La imagen colea 24 horas después y permite todas las interpretaciones. En ella se ve al dirigente de Podemos pasar por delante de los Reyes, a los que parece saludar, tras la sesión de apertura de la legislatura en el Congreso.
Don Felipe y Doña Letizia le saludan y miran con afecto, que no parece responder más allá de con un gesto. Pero al llegar a la altura de sus hijas, ni eso. Simplemente sigue hacia adelante, sin mirar siquiera a la heredera ni a su hermana.
Y todo ello tras no haber seguido, al menos a su manera, a sus compañeros que sí aplaudieron al Rey tras su discurso en el hemiciclo: desde Pablo Iglesias hasta Alberto Garzón, pasando por Irene Montero.
¿Fue por tanto un desprecio ostentoso o, por contra, una consecuencia involuntaria de su discapacidad física? Empecemos por los que ven lo primero, sin titubeos, de forma muy crítica y reproduciendo la secuencia:
Consciente del revuelo, el propio dirigente de Podemos se vio obligado a dar algo parecido a una aclaración. Y lo hizo utilizando el humor que le caracteriza sin duda y la leve crítica que le dirigió el periodista Antonio García-Ferreras en el especial de Al Rojo Vivo:
Para salir de dudas, nada mejor que recurrir al propio Echenique y comprobar si, efectivamente, su enfermedad le impide girar la cabeza y saludar con la mano para mirar al Jefe del Estado y a la Familia Real o, por contra, su limitada movilidad sí le da para hacer esos gestos y por tanto no los hizo de manera totalmente voluntaria.
No hay más que verle, a él mismo, en su intervención de estreno como portavoz parlamentario de Podemos en el Congreso. Que cada uno saque sus propias conclusiones, pero parece claro que, cuando quiere, mueve la cabeza y la mano derecha lo suficiente como para saludar a quien le saluda o contestar a quien le pregunta. Si le gustan, claro. ¿Verdad don Pablo?