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¿Por qué odiamos (o amamos) tanto a la periodista y activista Elisa Beni?

Su encendida defensa de Gonzalo Boye, abogado de Puigdemont condenado en su día por secuestrar a un empresario, la vuelve a poner de actualidad. Y suscita esta catarata de réplicas.

¿Por qué odiamos (o amamos) tanto a la periodista y activista Elisa Beni?

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Para unos grita mucho, no deja hablar a nadie, defiende lo indefendible y da lecciones donde necesita recibirlas. Para otros, por contra, es aguerrida, se lo sabe todo, no se deja amedrentar y se moja en las causas más justas y progresistas del momento. Es Elisa Beni, que pasa por El Retuitero para intentar entender por qué unos la detestan tanto y otros la adoran incondicionalmente.

Veamos el comienzo: un artículo defendiendo en eldiario.es a Gonzalo Boye, otro personaje polémico donde los haya. Para empezar, es el abogado defensor (todo el mundo tiene derecho a uno) de Carles Puigdemont, uno de los políticos más detestados al menos en una parte de España.

Pero además estuvo seis años en la cárcel por participar, en nombre de ETA, en el secuestro del industrial Emiliano Revilla, a finales delos 80: su caso vuelve a estar de actualidad al fallar los tribunales en su contra y obligarle a pagar la indemnización que en su día esquivó al declararse insolvente. Éste es el artículo de Beni que ha desatado el maremoto:

Y en ese artículo, o por tantas otras intervenciones televisivas en Telemadrid y La Sexta o radiofónicas junto a Julia Otero en Onda Cero, se dispara el marcados de detractores y apoyos, caracterizados ambos por una sobreexcitación que desde aquí recomendamos, humildemente, que se rebaje:

Ese furibundo mensaje refleja el odio por Beni, pero el siguiente sintetiza el amor que despierta, en ese eterno juego de contrastes desmedidos que a menudo retrata a la opinión pública, a quienes la moldean y, por qué no, a quienes la disfrutan o padecen:

Ahí lo tienen, ese explosivo cóctel de pasiones antagónicas desatadas, un escenario que seguramente le encanta a la periodista, consciente de que, en lo suyo, lo importante es que hablen de uno.

Ella misma cierra el Retuitero con un mensaje personal que lo resume mejor que nada. Y que cada cual saque sus conclusiones, que aquí solo exponemos los hechos, en esa versión distorsionada que tan a menudo es Twitter:

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