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El PP no debe pactar con quien siga pactando con los adversarios de España

Sánchez lo ha pactado todo con los mismos partidos que intentan deshacer el legado de la Transición. El PP no puede ayudarle en esa tarea sin garantías claras y por escrito.

Sánchez y Casado, en uno de sus encuentros desde 2018

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Pedro Sánchez mantendrá este lunes un encuentro en Moncloa con Pablo Casado, al que lleva despreciando desde la moción de censura y ni siquiera devolvió la llamada cuando, tras la última noche electoral, venció en las urnas pero necesitaba apoyos urgentes que buscó en otras latitudes.

Si ahora se reúne con el PP es por pura necesidad, que es por otro lado el único motor que mueve al vigente líder socialista: sin los populares, jamás alcanzará la mayoría cualificada de tres quintos del Congreso y del Senado necesaria para renovar el CGPJ, el Tribunal Constitucional, el Defensor del Pueblo, el Consejo de Administración de RTVE y el Tribunal de Cuentas.

Lo razonable sería sin duda que los dos grandes partidos, representativos de la mayoría de la sociedad, se pusieran de acuerdo en todo eso y, a la vez, el uno fuera contrapeso y reequilibrio del otro en todas esas instituciones.

Pero ha sido Sánchez quien ha quebrado esa tradición, desechando con desprecio todos los pactos de Estado ofrecidos por Casado incluso en un contexto tan traumático como el desalojo del PP de Moncloa por la pinza del PSOE con Podemos y el independentismo que, lejos de remitir, se ha agravado y gobierna España.

¿Con qué autoridad espera ahora el presidente que el principal partido de la oposición se avenga al consenso con él? No se puede saltar de socio en socio según las circunstancias, y mucho menos cuando existente la fundada sospecha de que, una vez firmado cualquier acuerdo, Sánchez lo utilizarán contra los firmantes o, peor aún, contra la independencia de las instituciones renovadas.

El PP debe resistir

La Justicia es paradigmática de ese comportamiento, y ahí están los casos del asalto a la Fiscalía General, de la utilización de la Abogacía del Estado y del desprecio al Tribunal Supremo. Y qué decir de RTVE, transformada en un altavoz impúdico del Gobierno.

Mal haría el PP en fiarse de Sánchez y en aceptar cualquier trágala sin garantías suficientes. Por elevada que la la presión mediática para que acepte lo que el Gobierno reclame, Casado y los populares han de saber soportarla: solo le faltaba a una España asolada por el sanchismo que éste incluyera entre sus poderes al judicial con la complicidad de quien debe evitarlo.

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