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Dramático relato de la situación desde dentro de La Moncloa: "Están desbordados"

Iglesias ha impuesto este sábado que el Consejo de Ministros sobre el estado de alerta fuera presencial y no telemático. Si los españoles pudieran ver la reunión por una rendija, temblarían.

La reunión del Consejo de Ministros de este sábado.

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Un Gobierno “sumido en el caos y la división” ante la emergencia nacional más grave en décadas. Así describen las fuentes consultadas la situación del Ejecutivo ante la crisis del coronavirus que -según fuentes de los servicios de Emergencias de Madrid- va a ofrecer en los próximos días cifras “insoportables” de muertos y contagiados.

Pablo Iglesias ha impuesto este sábado que el Consejo de Ministros sobre el estado de alerta fuera presencial y no telemático, como había anunciado el propio Pedro Sánchez. Una muestra más del poder que exhibe y exige el vicepresidente segundo del Gobierno dentro del Ejecutivo frente a las vicepresidentas Carmen Calvo y Nadia Calviño y de la desconfianza interna que reina en el Consejo.

Iglesias se ha saltado, para ello, la cuarentena en la que se encontraba tras el positivo por coronavirus de Irene Montero, lo que ha causado estupor entre los funcionarios de La Moncloa. “No hay confianza entre ellos. Se nota. Por eso ha querido venir”, señala un funcionario advirtiendo sobre la realidad de un Gobierno dividido en dos “o más” grupos.

“Demasiados gallos -señala- en el mismo corral”, reiterando la sensación de un Gobierno “inoperante por su enorme dimensión (23 personas), sin un presidente que tome decisiones”.

Quienes observan en La Moncloa al nuevo Ejecutivo y sus equipos políticos describen esta semana como una “semana trágica” y una sensación de “descontrol”, de un Gobierno “desbordado, asustado” por la crisis, “sin iniciativa, por detrás de los hechos” y hacia el final de la semana, “noqueado”.

“Ni el lunes por la mañana (tras las manifestaciones del 8-M) parecían conscientes de la gravedad de la crisis, pese al incremento brutal de contagiados y muertos”. La Moncloa distribuyó a la prensa un video de la reunión de Pedro Sánchez con Salvador Illa en el ministerio de Sanidad con una música de fondo “al estilo de Corea del Norte”. “Fue patético”, señala un veterano funcionario, “obsesionados solo con la imagen de Sánchez y la propaganda”.

Fuentes del entorno de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, por su parte, confirman a ESdiario: “Sánchez está sumido en el caos”. De hecho, ha pospuesto la videoconferencia con los presidentes regionales hasta este domingo.

Harta de esperar ayuda y material para el personal sanitario madrileño (cuya compra en el mercado internacional depende del ministerio de Sanidad) y harta de esperar medidas, la presidenta madrileña se plantó el lunes y tomó la iniciativa ante la parálisis del Gobierno de Sánchez decretando el cierre de colegios y universidades.

Fuentes de La Moncloa y de la Puerta Sol (Presidencia de la Comunidad) confirman que el Gobierno de Sánchez se opuso a la medida y se negó “en tono amenazante”. Solo la “rebelión” -dicen- de Ayuso en Madrid e Íñigo Urkullu en el País Vasco y sus medidas unilaterales drásticas, empezaron a hacerles reaccionar. “Pero se les veía perdidos”, señalan en La Moncloa, “y siguen”. “Han perdido el control de la situación”.

La aparición de Quim Torra confinando Igualada y varias poblaciones y pidiendo el cierre de Cataluña fue, según las fuentes consultadas, “la puntilla” para un Sánchez sobrepasado que apareció el viernes ante la opinión pública por televisión demacrado y encogido hacia adelante para hacer algo insólito: “anunciar” un estado de alarma.

Cálculos infames

“Fue una irresponsabilidad”, señalan las fuentes consultadas, veteranas en la cocina de La Moncloa. “Es insólito. Pudo haber provocado un enorme caos”. “Un estado de alarma se decreta; no se anuncia”.

Es la expresión, para estos veteranos servidores del Estado, de un Gobierno “adolescente”, “que no sabe lo que tiene entre manos”, sin altura de miras, que ha hecho cálculos políticos “infames” -dicen- estos “dos meses perdidos” mientras subían los muertos y contagiados y peleados entre ellos solo -dicen- “por tener más poder”.

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