El mítico Alfonso Reyes pone en su sitio a Podemos desde la cama de un hospital
La leyenda del baloncesto español está ingresado por coronavirus y, desde la cama y peleando, responde así de claro a las portavoces feministas del "virus de género".
Alfonso Reyes, hermano del gran Felipe, es uno de los grandes nombres del baloncesto español de todos los tiempos y quizá el mejor de todos en pundonor, garra y pelea contra rivales como castillos. Ahora se enfrenta al coronavirus, con la misma entrega que en todos su partidos con España, el Real Madrid o el Estudiantes y un despliegue extra de humanidad.
Porque está narrando todo en su cuenta en Twitter, dando más ánimos a los demás de los que los demás le dan a él (que son muchos) y explicando hora por hora cómo se siente y cómo se comporta la enfermedad en su atlético organismo: una impagable demostración de buen humor y de sacrificio personal para que los demás sepamos cómo es el coronavirus desde dentro.
Así nos hemos enterado de que, tras unos días luchando como un jabato contra la enfermedad, decidió acudir al hospital al comprobar que las mejorías no son suficientes pasados los días: él mismo informó en su cuenta personal y nos contó, con la tranquilidad que siempre le ha caracterizado, que se iba a quedar ingresado. Cualquiera de ustedes puede seguirle en la cuenta @alfreyes14, el número que siempre le acompañó en su carrera.
Y desde ahí precisamente, en una cama hospitalaria, el legendario pívot no se resistió a contestar a una de las cabezas visibles del feminismo en el Gobierno y en Podemos, la magistrada Vicky Rosell, elegida por Irene Montero y Pablo Iglesias como Delegada contra la Violencia de Género.
El tantas veces internacional se indignó, sin perder jamás la compostura, por un mensaje de la exdiputada en el que no se resistió a buscarle el ángulo de género a una crisis sanitaria que no distingue de sexos y está afectando a hombres y mujeres de todas las edades, con especial crueldad con nuestros mayores.
Una controvertida explicación
Pese a ello, Rosell no se resistió a relacionar el impacto de la enfermedad en las mujeres en sus roles domésticos mientras que en los hombres, como si se lo merecieran más o estuvieran al menos más a salvo, en estrictos factores genéticos. La respuesta no pudo ser más clara:
Sorprende que Rossel cometa ese desliz en estos momentos, no tanto por el contenido cuanto por la oportunidad, mientras el Gobierno hace un esfuerzo por disimular su negligencia al permitir las masivas concentraciones del 8M y de tantos otros eventos espectáculos de enorme afluencia de público, caso del fútbol.
Los contagios contagio de Irene Montero, de Carolina Darias o de la mujer de Pedro Sánchez, Begoña Gómez; no fue precisamente haciendo la comida a sus maridos: todas estuvieron en las manifestaciones, desaconsejadas cinco días antes por Europa, pero el Gobierno lo ignoró: cuánto haya podido afectar esa irresponsabilidad a las cifras de Madrid es una incógnita, pero que fue un despropósito ya nadie lo puede negar.
La lección de Reyes, que bien podría apuntarse todo el Gobierno y sus apoyos, se remata con otro de sus mensajes impagables ante la preocupación que ha desatado su caso: él mismo ha contado que va bien, que la saturación respiratoria la tiene a un fantástico 97% y que todo el mundo debe subir su ánimo bien arriba. ¡Qué grande el capitán!