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La terrible realidad que no quiso ver Sánchez desborda a un Gobierno superado

El Ejecutivo ha quedado superado, por completo, por una crisis que nadie hubiera podido gestionar con brillantez pero pocos lo han hecho con tanta torpeza.

La terrible realidad que no quiso ver Sánchez desborda a un Gobierno superado

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Nunca es fácil ser presidente del Gobierno en periodos de guerra, y la crisis del coronavirus lo es aunque no baya bombardeos ni enfrentamientos bélicos tradicionales: hay un enemigo, silencioso y muy peligroso, y toda la población se siente amenazada. Ése es el panorama exacto de una contienda armada, aunque en este caso no haya un choque de Ejércitos ni de países o bloques sino un pulso contra un rival invisible letal.

En ese sentido, Pedro Sánchez necesita y merece un cierto crédito y respaldo, no tanto por lo que ha hecho cuanto por lo que queda por hacer: guste más o menos el capitán, se haya equivocado mucho o no, no se puede cambiar al timonel en plena tormenta perfecta.

De ahí emana el respaldo que el PP, como casi toda la oposición, le está brindando a La Moncloa, ejemplificado en su visto bueno a la moratoria de confinamiento general de la población para otros quince días, que se aprobará en el Congreso esta semana y entraré en vigor el próximo fin de semana para llevar a todo el país al aislamiento domiciliario hasta al menos el 11 de abril.

Pero dicho lo cual, y precisamente por la eficacia de las medidas que se aplican y se aplicarán, sí conviene reflexionar sobre los múltiples errores cometidos por el presidente y por la naturaleza de sus aliados en estos tiempos terribles.



Sobre lo primero, que calibra el juicio de Sánchez a futuro y explica sus erráticas intervenciones de este fin de semana, no caben dudas de la estrepitosa gestión previa de la crisis, tan inexplicable como temeraria: desde el 23 de enero consta la dramática advertencia de la OMS sobre los estragos del COVID-19 por ejemplo.

Y el 30 del mismo mes hubo una reunión presencial en la que los delegado del Gobiernos desecharon la alarma y hasta el 13 de marzo, pese a las enseñanzas de China o Italia, no se cogió el toro por los cuernos.


Que además en ese tiempo se alentaran eventos masivos en la calle y se haya intentado patrimonializar políticamente la respuesta a la alarma social, especialmente desde Podemos, no ayuda precisamente a respaldar que oscila entre la incompetencia y el aprovechamiento siempre.

Sánchez está superado, casi hundido, pero lejos de ser una buena noticia, es un problema añadido que entre todos debemos ayudar a enmendar. Y luego ya se podrán ajustar todas las cuentas que sin duda están pendientes.