La peste: el vano intento de los radicales por desprestigiar a Ayuso y Almeida
El intento de desprestigiar la sanidad privada va parejo del ataque absurdo a la Comunidad de Madrid y a dos referentes de liderazgo en esta crisis, Ayuso y Almeida.
En estos días de obligatorio confinamiento es bueno que leamos libros que nos permitan reflexionar sobre nuestra sociedad y poder sacar nuestras conclusiones, uno de ellos es “La peste” de Albert Camus.
Esta novela publicada en el 10 de junio de 1947, nos habla del sentido de la solidaridad a través de la labor humanitaria realizada por unos médicos en la ciudad argelina de Orán mientras la sociedad sufría una devastadora plaga, esta obra es considerada un clásico del existencialismo en la que se pone de manifiesto lo importante de la búsqueda de nuestra conciencia y esencia.
No voy a referirme a esta corriente filosófica si no a lo importante que es en las épocas de crisis, buscar referentes y sobre todo descubrir que no se puede dividir, contraponiendo lo mío sobre lo otro, porque todos somos necesarios para salir del conflicto, nadie puede ser despreciado por meros sentimientos sectarios.
¿Público contra privado?
Así pues, durante los días que llevamos luchando contra la pandemia provocada por el coronavirus, hemos podido comprobar como de forma plenamente reprochable, desde mi punto de vista, por motivos ideológicos se ha intentado contraponer a la sanidad pública frente a la privada.
Olvidando que el personal sanitario en muchas ocasiones trabaja de forma indistinta en uno u otro modelo e incluso, existen modelos de concesiones público-privados que están dando magníficos resultados.
En cambio en las múltiples comparecencias gubernamentales se ha pretendido ningunear a aquellos profesionales y sobre todo a aquellas empresas privadas que desde el primer momento han trabajado hasta la extenuación atendiendo a los pacientes, no ha sido a partir del mando único gubernamental si no desde el minuto cero.
Las quejas están viniendo por la ineficacia para proveer a los sanitarios de mascarillas y medios de protección así como de material para la asistencia, y no de si estamos ante lo público o lo privado.
Igualmente ha sorprendido la referencia del presidente Sánchez sobre su descubrimiento de que las fuerzas y cuerpos de seguridad no son superfluas en una sociedad democrática, cuando hace escasas semanas se les ha negado un reconocimiento salarial.
Por eso, el Gobierno ha tenido que utilizar la tan denostada ley de seguridad ciudadana para hacer efectivo el estado de alarma y dotar a las fuerzas de seguridad de los mecanismos legales necesarios para trabajar, teniendo el apoyo ciudadano como hemos visto en distintas noticias televisivas, ahora estoy esperando un reconocimiento a la efectividad de dicha ley mal llamada “ley mordaza” porque gracias a ella, se está asegurando el orden público.
En este punto también, quiero reconocer el esfuerzo de los trabajadores de la seguridad privada que están ayudándonos en supermercados, centros sanitarios etc., auxiliando a los agentes públicos. También de los funcionarios de prisiones los grandes olvidados por parte del Ministerio del Interior que están evitando conflictos en los centros penitenciarios con su gran profesionalidad.
Por otra parte, también hemos comprobado que el ejército está ayudando a luchar contra la crisis y que su rechazo es meramente ideológico y sectario, no voy a reproducir las críticas de los partidos de izquierda radical y separatista al despliegue del ejército e incluso, su expulsión de exposiciones municipales como ocurrió en el pasado en Barcelona como si estuvieran apestados.
Porque los ciudadanos con nuestros aplausos les estamos reconociendo su labor, desde ayudar con la compra a personas mayores, hasta la desinfección de puntos estratégicos. Por cierto, una de las figuras que está transmitiendo solvencia en su gestión es la ministra Margarita Robles, que ha sido la única del Gobierno que ha recriminado al inhabilitado Torra sus palabras intentando desprestigiar a España desde tribunas de medios de comunicación británicos, y se ha comprometido públicamente a que el ejército irá a todas las ciudades españolas en las que sea necesaria su presencia. La sociedad le ha tomado la palabra y espero que no nos defraude.
Existe una tendencia desde la izquierda radical y mediática en intentar desprestigiar la actuación de la Comunidad de Madrid, pretendiendo obtener rédito electoral desde la desgracia que está azotando a esta región, olvidando que las víctimas no conocen de territorios o clases sociales.
Es indecente como se están alimentando bulos y noticias falsas sobre la sanidad madrileña, que con sus acciones muestra una vez más la colaboración pública y privada, y no como dice Juan Carlos Monedero que se estaba haciendo negocio.
Pero el liderazgo de Isabel Díaz Ayuso y José Luis Martínez-Almeida está creciendo a pasos agigantados a la vez que los ataques sectarios contra ellos se vuelven contra la izquierda como un boomerang. Igualmente me alarma mucho que se difundan noticias referentes a que se va a producir en un futuro una selección por edad de aquellos pacientes que puedan ser atendidos, porque se está aterrorizando a nuestros mayores de forma innecesaria, puesto que estoy convencido que nuestra sanidad resistirá y lucharemos todos unidos para salvar a nuestros mayores que tanto han hecho por la sociedad.
Sánchez, lea esto
Por último, quiero poner de manifiesto que la moderna peste tiene que fortalecernos como sociedad y desterrar frases de odio como las efectuadas por el podemita José García Buitrón, candidato junto a Pablo Iglesias al consejo ciudadano de dicha formación comunista que ha puesto en un tweet:
“Covid-19 no está todavía descrito lo que afecta a mentes ya previamente deformes como la de Pablo Casado y Teodoro García Egea. No los mata pero hay que aislarlos. Porque contaminan, incluso a gente sana”. Y luego, el Presidente del Gobierno afirma que “nadie del gobierno dirá nada en contra de otros partidos”…. En fin.