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Alberto Garzón, el ministro que se ríe de Jesucristo con 16.000 muertos encima

El responsable de Consumo y líder de IU se entretiene haciendo cosas así en público, mientras a su Gobierno se le acumulan las cifras más horribles del mundo con la pandemia,

Alberto Garzón, que no se ríe de sí mismo

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¿Puede ocurrírsele a alguien, con millones de personas confinadas, 16.000 víctimas mortales y en plena Semana Santa de confinamiento hacer bromas con los sentimientos religiosos y la figura de Cristo? En un principio, la respuesta lógica sería no. Y ya si la pregunta fuera referida a un importante cargo público, todavía la negación sería más tajante: es imposible, pensaría cualquiera.

Y estaría equivocado. Porque eso, aunque parezca increíble, es lo que ha hecho el ministro de Consumo de España, líder de IU y diputado de Unidas Podemos, Alberto Garzón. No ha tenido mejor idea, con el drama sanitario, social y económico en su apogeo, que hacer esta bromita de mal gusto en su perfil en Twitter, con encuesta incluida:

Con decenas de miles de comerciantes cerrados y al borde de la ruina o inmersos en ella, por no hablar obviamente de los afectados por el COVID-19; al ministro en cuestión lo que le pide el cuerpo es reírse de los creyentes, de los cofrades y, en general, de esos millones de personas que creen, respetan o disfrutan de la Semana Santa a su manera.

¿Haría Garzón una broma sobre el Ramadán? Y suponiendo que sí, lo cual es una entelequia, ¿la haría aún más con 16.000 muertos y 150.000 afectados de esa confesión y quizá millones más agobiados por no llegar ya a final de mes?

¿Bromearía Garzón sobre el Ramadán con 16.000 musulmanes muertos, 160.000 enfermos y millones sin trabajo?

Visitante frecuente del "desfibrilador de tontos" que el periodista Santi González usa a pleno rendimiento en el programa de Carlos Herrera, lo menos que puede deseársele a Garzón es que le envíen uno de esos artilugios a casa para que se lo aplique a cualquier hora del día que lo necesite: es decir, a todas, incluso dormido.

Quizá si el ministro de Consumo, una de esas competencias desgajadas del Ministerio de Sanidad para dar cabida a todos los socios de Sánchez aun a costa de la eficacia del servicio, tuviera menos claro que este lunes él si va a cobrar su onerosa retribución pública sin jugársela cogiendo un tren para ir de nuevo a currar, no se permitiría estos excesos de niño pijo disfrazado de líder obrero.

Porque los obreros de verdad, o están en el paro o irán ya mismo a trabajar sin mascarilla, sin test y sin saber qué riesgos exactamente asumen. No tienen tiempo, en fin, ni de ver películas ni de bromear sobre nada: están ocupados en sobrevivir, Albertito.

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