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¿Fue Zapatero a ver a Teodoro García Egea enviado por Pedro Sánchez?

El doble juego de Sánchez se resume en una escena que él provocó: mientras denigra al PP, moviliza a Zapatero para que abra un diálogo casi imposible. Ésta es la historia completa.

Zapatero y García Egea

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En el PP no andan preocupados, pero sí sorprendidos, por la contumacia de Pedro Sánchez en despreciar las reiteradas manos tendidas por Pablo Casado, que tuvo dos cosas claras desde el principio de la pandemia: no podía echarse al monte sin ofrecer Pactos de Estado (una decena ha ofrecido al PSOE desde la moción de censura), y no podía perdonar, en el momento oportuno, las flagrantes negligencias cometidas en términos de prevención.

La oferta de pactos no tiene fecha de caducidad, le cuentan a El Topo, aunque cada vez más se limita el campo de acción: la Sanidad, desde luego, y la economía, si las propuestas se sintonizan con las peticiones de Europa y de los agentes sociales y orillan las ensoñaciones de Podemos.

Pero no hay forma: a cada propuesta de acuerdo le ha sucedido, sistemáticamente, una exabrupto y una caricatura, nada improvisadas desde Moncloa: como Sánchez está dispuesto a inmolarse con Podemos y sus socios independentistas, necesita presentar al PP como el hermano mayor de VOX para simular que no tiene otra alternativa, aunque la tiene.

En ese escenario, con Sánchez ignorando a Casado o despreciándole, parece no encajar el encuentro entre el secretario general del PP, Teodoro García Egea, y expresidente socialista, José Luis Rodríguez Zapatero.

¿Quién lo provocó y para qué? El revuelo montado tiene menos historia, en realidad, y en todo caso retrata al PSOE: fue Zapatero quien llamó al despacho de Egea, en la séptima planta de Génova, para insistir en citarse con él y charlar sin un guión fijo.

Y el secretario general, encantador siempre en las distancias cortas, se limitó a hacer lo que haría -y de hecho hace- con cualquier dirigente político, y en especial con todo un expresidente: aceptar la invitación con normalidad y escuchar lo que tuvieran que decirle.

El encuentro se produjo el 10 de junio, en un sitio sin identificar que ni siquiera en el PP conocen, aunque se señala una céntrica terraza madrileña, como prueba de que a Egea aquella cita le parecía de lo más rutinaria y de lo menos clandestina.

Egea habla con políticos de toda condición y atender una invitación de Zapatero es, para él, de lo más normal

La conversación fue grata, según le cuentan a El Topo, y con muy pocas concreciones. Zapatero ni siquiera aclaró si acudía como enviado especial de Pedro Sánchez o lo hacía a título personal, aunque en los populares se da por descontado que la opción correcta es la primera.

Se cree que, aunque en público el tono de Sánchez es desafiante, en privado le tiemblan las canillas ante Europa: ni está asegurada la riada de millones a fondo perdido ni, aunque llegue, se dejarán de imponer restricciones para evitar que se malgaste con la agenda económica de Podemos.

Egea, con una agenda casi tan cargada como la de Casado hasta el punto de que ambos han trabajado durante la pandemia hasta horas en las que solo quedaban el guardia de seguridad en la sede de Génova, fue muy claro al respecto de la disposición del PP: la misma que dice en público en sus comparecencias ante la prensa o en el Congreso.

Que se resumen en cuatro pactos de emergencia: pacto Cajal por la Sanidad, una comisión en el Senado para evaluar la atención social, una oficina de víctimas del covid-19 y un plan de choque económico que, a la manera de Alemania, baje impuestos en lugar de subirlos. Egea, en fin, puede explicarlo todo. Sánchez y Zapatero, tal vez no: son ellos los que dicen una cosa en cada sitio según quiénes escuchen.