El Gobierno quiere el IVA más alto incluso para mascarillas y desinfectantes
PSOE y Podemos, aliados con el Banco de España, quieren cobrar más impuestos para mantener una Administración Pública desmedida, duplicada, injusta e inasumible.
El Gobierno votó ayer en el Congreso en contra de la reducción del IVA, del 21% actual al 4%, de artículo tan de primera necesidad como las mascarillas, los guantes o los ya familiares desinfectantes de manos conocidos como hidrogeles.
La medida prosperó, no obstante, por la mayoría parlamentaria que sí decidió respaldar algo tan evidente: no se puede buscar más recaudación para el Estado elevando la presión fiscal sobre artículos indispensables cuyo coste actual ya supone una carga inmensa para millones de familias.
Una compuesta por cuatro miembros, de los cuales dos pasen ocho horas fuera de casa por razones laborales, puede dedicar entre 6 y 8 euros diarios solo a mascarillas si las utiliza con arreglo a las instrucciones médicas.
Que se quiera incrementar la recaudación hasta con esos productos va en la línea del deseo general de PSOE y Podemos de aumentar la carga impositiva a los españoles, ya muy elevada: quienes dicen lo contrario y hacen comparaciones con Europa para justificarlos, o se equivocan o actúan de mala fe.
Una cosa es que en España la recaudación de impuestos suponga un porcentaje inferior sobre el PIB que es otros países y otra que la presión fiscal normativa sea menor: lo primero denota que hay menos cotizantes, simplemente; lo segundo demuestra que, los que pagan, pagan mucho más. Con unos sueldos y unas rentas, aquí sí, significativamente inferiores a la media de los países más avanzados.
Subir impuestos o crear otros nuevos con excusas "verdes" es una mala idea, por mucho que a las pretensiones de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias se les sume el apoyo del Banco de España. Todos ellos incurren en el mismo error: buscar la manera de mantener el mismo gasto público, un territorio en el que van incluidas partidas indispensables (como pensiones, sanidad o ERTES) pero, también, tantísimas otras superfluas, innecesarias y duplicadas.
Una Administración desmedida
Acabar con éstas, que pueblan la Administración Pública en sus tres niveles y atienden más al Bienestar del Estado que al Estado de Bienestar, es perentorio. La crisis económica derivada de la sanitaria obliga a reducir el sobrecoste de las administraciones nacional, autonómica y municipal. Y elevar los impuestos atienen más al bochornoso deseo de no tocar ese abuso que a la necesidad de mantener servicios esenciales.
Mientras Italia o Alemania aplican rebajas fiscales, conscientes de que la economía y el consumo dependen del poder adquisitivo de los ciudadanos e inversor de los empresarios; España baraja cómo hacer lo contrario: aplicar el IVA más alto posible a una mascarilla para mantener los cientos de observatorios, institutos, organismos y convenios colectivos que nunca fueron presentables pero ahora, además, son inasumibles.