Martes y Trece: de generar carcajadas a simbolizar la división en España
Las redes machacan a Josema Yuste por sus posiciones políticas, alejadas de lo habitual en el mundo de la cultura y el espectáculo.
Martes y Trece es uno de los grandes iconos de una España ya inexistente: sus gags, sus coletillas y sus puestas en escena forman parte de la memoria sentimental del país, más allá de generaciones y modas. Todo el mundo, en fin, sigue teniendo una "empanadilla en Móstoles".
O tal vez no. Porque la división ha llegado hasta a una referencia sentimental de los españoles, recordada en un programa de Boris Izaguirre para RTVE, llamado Lazos de Sangre, en el que se repasaba la trayectoria de los humoristas, Josema Yuste, Millán Salcedo y, en los inicios, Fernando Conde.
Y es que las opiniones políticas del primero, de un tiempo para acá, son suficientes para que muchos olviden su carrera y le sacudan con ese tipo de sectarismo tan español de no aceptar al disidente, sobre todo cuando éste parece inclinarse hacia posiciones de centroderecha:
El linchamiento del más alto del dúo viene siendo tendencia de un tiempo para acá, pese a que jamás ha revelado su voto: simplemente se ha distanciado de los partidos de izquierdas y ha sido crítico con algunas de sus decisiones. Lo cual no le ha servido para evitar convertirse, al menos en Twitter, en el malo de la película:
Lo cierto es que las feroces críticas a Josema Yuste dicen mucho de la España actual, donde parece proscrito, especialmente en el mundo de la cultura y el espectáculo, no seguir la corriente casi oficial de pensamiento único, de monocultivo ideológico necesariamente empobrecedor.
Claro que algunos, por decirlo todo, se quedan en lo relevante, en el genio de una pareja inmortal que hizo reír a todos cuando la risa se imponía a las voces: