Exclusiva: lo que hizo Monedero y nadie sabía antes de ser expulsado de un bar
Todo el mundo ha visto la escena final del escrache al más guapo de Podemos, pero solo El Pato Cojo sabe lo que ocurrió media hora antes en el interior de la taberna.
Todo el mundo ha visto las imágenes del bar de Sanlúcar de Barrameda en el que Juan Carlos Monedero sufrió un escrache y tuvo que irse a buscar muda limpia a su hotel. El fundador de Podemos vivió en sus carnes un momento que antes ya padecieron otros dirigentes políticos como Rosa Díez, Felipe González y toda la cúpula de VOX, incluyendo a los sobrinos nietos de Santiago Abascal, que aún no han nacido.
Pero lo que no sabe nadie es que el vídeo solo refleja los últimos instantes del incidente, cuando un grupo de personas aconseja amablemente al profesor que se vaya a tomar por donde amargan los pepinos, con un despliegue de epítetos irreproducibles sobre la diversidad sexual del afectado.
El Pato Cojo ha podido acceder en exclusiva a todo el episodio completo, media hora inédita para el gran público que registra todo lo que pasó realmente en el interior del local y no solo la escena final, difundida en bucle por Antonio García Ferreras en un especial de "Al Rojo Vivo" que comenzó diez segundos después de los hechos y pretende culminar en la madrugada del martes 18 de julio de 2036, coincidiendo con el centenario del Alzamiento de Franco.
Por Hugo
Para empezar, Monedero llevaba ocho horas en realidad dentro del establecimiento, tras llegar a la hora del aperitivo. Nada más entrar, empezó a depositar en cada mesa una pequeña postal de Hugo Chávez y una tarjetita en la que pedía dinero "para dárselo a los necesitados". Tras amenazar con cantar varios temas de Ismael Serrano, buena parte de los cientes optaron por darle algo de dinero, con la esperanza de que depusiera las armas y se marchara.
Pero Monedero prefirió quedarse y pedir una ración de langostinos tigre y una botella fría de fino, que procedió a deglutir hasta agotar la recaudación. "No iba a haber langostinos para todos los oprimidos venezolanos por Trump, pero si yo me pongo morado y conozco a fondo el producto, podré contárselo a todos ellos y eso también les alimentara. Me estoy sacrificando", se le escuchó decir en la barra.
Después de eso, ordenó retirar un plato similar a una pareja situada en una mesa apartada, regañándoles por consumir un producto capitalista que esclavizaba a los marineros y despoblaba la fauna autóctona, para lo cual telefoneó a las propietarias del santuario de gallinas vírgenes, que se dirigieron a la sala con el manos libres de Monedero:
"Coampañeres sanluqueños y sanluqueñes. Les langostines hembra son fecundadas por les langostines machos, que les obligan a poner miles de hueves y a nadar preñades a menor velocidad, siendo presa fácil de especies masculines depredadores como el lubine y el pez polle, una especie nativa de la zona. Están participando en un langostinicidio y un genocidie", dijeron.
Monedero, según testigos presenciales, optó entonces por reclamar que el dinero que los presentes tuvieran pensado dedicar a comer productos fascistas lo depositaran en una gorra de Pablo Echenique para dedicarlo a otra buen causa social: abonar el IBI del chalet de Pablo Iglesias e Irene Montero en Galapagar.
"Necesitan muchas cosas para ir tirando como cualquier familia obrera con un millón de euros de patrimonio", justificó antes de pasar la gorra y pedirse otra de gamba blanca, dos entrecot, un bogavante pelado y una discreta botella de dos litros de manzanilla.
Al término de su comida, se ofreció a impartir una conferencia en el local, por el módico precio de cien euros por persona, titulada "Venezuela mola y me tocas la pirola" en la que versó sobre los avances de Maduro en el dominio de la bachata y presagió que, en muy pocos meses, todos lo venezolanos bailarían como su presidente. "Es un no parar de diversión, no se crean lo que cuenta la televisión franquista española".
En ese momento, la mitad de los comensales procedió a levantarse de la sala para marcharse discretamente, sin mediar palabras, despidiéndose de ellos Monedero con un escueto mensaje: "Juancarlistas, si no os gusta escuchar verdades iros a vuestro país".
Monedero instó a Sanlúcar a crear un santuario de langostinas violadas para acabar con el genocidio
La tensión definitiva llegó cuando Monedero se quedó semidesnudo para mostrarle a los ya escasos presentes la definición de sus pectorales, logrados en interminables paseos junto a Echenique en el que ambos subían cuestas muy pronunciadas mientras compartían confidencias sobre la obra de Gramsci y buscaban apelativos para Dina Bousselham que no sonaran a "pelandusca".
Fue en ese instante, siete horas después de llegar, cuando Monedero sufrió la terrible agresión, consistente en no pagarle la frasca de orujo de hierbas que había pedido y en preguntarle a un camarero si pedir una ensalada de lechuga y tomate era o no fascista.
Una oferta de paz
"Mariconas"; les llamó al parecer el fundador de Podemos, invitando a las jóvenes que les acompañaban a irse con él a un asador a "comer de verdad, no como estas nenas, y a escucharme disertar sobre cómo la boñiga de cabra puede sustituir al petróleo".
Fuentes absolutamente ajenas a los hechos confirmaron el relato punto por punto a El Pato Cojo, lamentando que la escena final prevalezca sobre toda la secuencia previa y lanzando un mensaje de concordia. "Invitamos a Monedero a participar en el primer concurso de bofetadas de Sanlúcar, y aquí paz y después gloria".