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El humorista de Risto Mejide se mete en un jardín con una broma de la Infanta

Miguel Lago hace una broma explosiva sobre doña Elena y provoca un terremoto en las redes sociales del que él mismo quiere escapar dando todas las explicaciones.

Miguel Lago, a la derecha, junto a Risto Mejide y Marta Flich

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Miguel Lago tiene años de experiencia en las tablas, como humorista sin pelos en la lengua, de ésos que no deja títere con cabeza ni a diestra ni a siniestra. Pero donde se ha hecho popular es junto a Risto Mejide, en Todo es Mentira, donde ocupa uno de los dos sillones reservados a humoristas, junto a Antonio Castelo.

Y allí ejerce generalmente de "progre", sea por evolución propia o por necesidades del guión. Y ese nuevo "Lago" parece haber saltado de la pantalla a la vida real, a tenor de un tuit publicado por él que ha corrido como la pólvora hasta hacerse TT del día. Explosivo es, sin duda:

Cualquiera que siga a humoristas, sabrá que el margen que se dan es muy ancho, que los temas que se tocan son casi todo y que el "tono burro" hay que contextualizarlo para no escandalizarse cada cinco minutos. Pero haberse metido así con la Infanta Elena y de paso con personas con problemas serios fuera de la pantalla y del teatro, le ha pasado factura:

Él mismo ha intentado parar el incendio, presentándose en sociedad para aquellos que solo le conocen de televisión junto a Marta Flich y compañía y recordando el tipo de humor que practica, muy alejado del monocultivo ideológico habitual en España y, desde luego, nada dado a ponerse límites políticamente correctos:

Y para intentar no dejar dudas, una última explicación del autor del vídeo, a quien sin duda su presencia en una cadena nacional le pasa una factura que, en un teatro con su platea y sus butacas, no le hubiera llegado nunca. Consiga o no detener la ola, su justificación convencerá a muchos y dejará impasibles a otros tantos más.

Para terminar, un mensaje más, que seguramente el aludido asumirá en aplicación de su misma medicina, prolongando un debate de fondo más interesante: ¿Dónde empieza y dónde termina el humor? ¿Qué es tolerable y qué no lo es y en función de qué razones? ¿El mal gusto es suficiente para frenarse o todo lo que no sea delito es permisible? Ahí lo dejamos, y que cada cual se dé a sí mismo su respuesta.