El Coronavirus también le gana la batalla al corazón
El 29 de septiembre se celebra el día mundial del Corazón, el gran perdedor en esta Pandemia
Las enfermedades cardiovasculares constituyen la primera causa de muerte en España, igual que en todos los países desarrollados, pero se trata realmente de una causa de “muerte evitable” en una gran mayoría de casos modificando nuestros hábitos de vida, es decir, evitando el sedentarismo, el sobrepeso, la obesidad, el estrés, el consumo de tabaco y el exceso en el consumo de alcohol; controlando adecuadamente la hipertensión arterial y la diabetes mellitus, y por supuesto, también gracias a las mejoras de nuestro Sistema Sanitario, al desarrollar todos los avances necesarios en el diagnóstico y el tratamiento de estas enfermedades, además de la puesta en marcha desde hace años de la excelencia del “Código Infarto” de nuestros servicios de urgencia, tanto en el domicilio, como en los Centros de Salud y los Hospitales.
¿Es cierto que desde el comienzo de la Pandemia han aumentado las enfermedades cardiovasculares?
Si nos fijamos solo en los datos, seguro que podríamos sacar la conclusión que, durante la Pandemia han disminuido las enfermedades cardiovasculares en España, pero esto no es cierto en absoluto, porque una gran mayoría de pacientes han sufrido estas enfermedades y sus consecuencias en su domicilio, fundamentalmente por el miedo a acudir a un servicio de urgencias.
Lo realmente cierto es que durante todo el confinamiento han aumentado muchos de los factores de riesgo de enfermedad cardiovascular:
El estrés de la soledad, el sedentarismo al no poder salir a pasear o hacer ejercicio y el aumento del consumo de calorías, han contribuido a aumentar el sobrepeso y la obesidad; pero también se ha aumentado el consumo de tabaco y de alcohol y en muchas ocasiones no hemos controlado adecuadamente enfermedades como la hipertensión arterial o la diabetes mellitus, que como sabemos son los verdaderos factores de riesgo para padecer un infarto o una angina de pecho. Y cuando podamos analizar en detalle todo lo que ha sucedido en España, podremos darnos cuenta de que, si han aumentado los factores de riesgo, en consecuencia, habrán aumentado también las enfermedades cardiovasculares.
¿Cuales son las secuelas más importantes de la COVID-19 para nuestro corazón?
Desde marzo las cifras, que siempre son los mejores indicadores sanitarios, nos demuestran que el Coronavirus le está ganando poco a poco la batalla a nuestro corazón y están aumentando de forma significativa, tanto las enfermedades cardiovasculares, como sus consecuencias.
Es cierto que todas las personas que padecen cualquier enfermedad cardiovascular deben ser consideradas como “grupos vulnerables”, pacientes que realmente tienen un mayor riesgo de complicaciones si son infectadas por el Coronavirus. Pero también hoy podemos afirmar que muchas personas que han padecido la COVID-19, y que previamente estaban sanos, desarrollan alteraciones cardiacas importantes que comprometen su vida durante su estancia hospitalaria y que, tras su alta quedan complicaciones importantes que deben ser considerados como verdaderas “secuelas” de la enfermedad: insuficiencia cardiaca y arritmias de diferentes tipos, algunas especialmente graves que necesitan de la implantación de un marcapasos.
El aumento de enfermedades cardiovasculares, ¿se pueden considerar como “efectos colaterales”?
Los pacientes con cualquier enfermedad cardiovascular están más expuestos a mayores complicaciones si padecen la COVID-19, pero también, y con más frecuencia de la deseada, están descuidando la atención sanitaria que necesitan por el miedo que tienen a contagiarse si acuden a un centro sanitario. Y del mismo modo sucede con aquellas personas que no han desarrollado una enfermedad cardiovascular, pero que presentan una clínica característica que, por retrasar la atención necesaria, puede aumentar mucho el desarrollo de un infarto de miocardio o una angina de pecho.
Una gran mayoría de estudios demuestran que desde marzo se ha reducido la práctica de las angioplastias, que es el tratamiento de elección ante un infarto de miocardio, en más del 40 % en más de 70 hospitales españoles. Además, los mismos estudios demuestran que durante las primeras 4 semanas del confinamiento se ha observado una disminución de un 45 % en las activaciones del “Código Infarto”, algo que poco a poco afortunadamente vamos recuperando.
¿Y también ha cambiado el control del Sintrom?
Todos los pacientes que toman Sintrom para evitar la formación de nuevos trombos, más de medio millón en España, saben que tienen que hacerse un control analítico en su centro de salud cada 3-4 semanas, aunque algunos necesitan hacerlo cada 10-12 días, con el fin de ajustar la dosis del medicamento, y muchas personas han retrasado este control por miedo a asistir a su centro. La solución debería ser mejorar la asistencia domiciliaria, con un seguimiento telefónico para recordarles que necesitan hacerse el control y contribuir a disminuir el miedo explicándoles la situación y las medidas de seguridad y prevención. Pero se trata de una prueba especialmente sencilla, un simple pinchazo en el dedo y un reactivo, por lo que se puede hacer en el domicilio del paciente, también con todas las medidas de seguridad.
Para evitar estos desplazamientos de los pacientes a los centros de salud, varias comunidades autónomas han apostado durante este tiempo por cambiar el Sintrom por otros anticoagulantes de acción directa que son más seguros y eficaces, aunque también más caros, pero que no necesitan del control analítico. Se trata de nuevos medicamentos que están indicados para patologías específicas y hasta ahora se necesita de un informe clínico detallado por parte del cardiólogo, y por ello no están indicados para todos los pacientes. Pero ante esta situación de miedo por parte de la población, la decisión de cambiar el tratamiento a estos nuevos medicamentos es la mejor solución y es la que deberían tomar todas las comunidades autónomas y quedarse para siempre, relegando al Sintrom, que tantas vidas ha salvado, a la historia de la medicina. Pero para ello, las autoridades sanitarias deberían garantizar el acceso a estos nuevos medicamentos para todos los pacientes desde la propia Atención Primaria, en manos del medico de familia, una vez realizado el diagnóstico clínico por parte del especialista en cardiología.
¿Qué debemos hacer si sufrimos un dolor en el centro del pecho?
Ante los primeros síntomas de dolor o presión en el pecho, que dificulta la respiración y que se irradia al hombro, al brazo izquierdo, al cuello o la mandíbula, es urgente tratar de conseguir una asistencia médica, por lo que mi consejo es llamar al 112 para que la persona sea evaluada de forma personal en su domicilio, y si es el caso, activar el Código Infarto. Y si esto no es posible, acudir de inmediato al Servicio de Urgencias del Hospital. En estos casos la atención telefónica no es suficiente para valorar al paciente de forma correcta.
Recuerden que las posibilidades de muerte ante un infarto de miocardio rondan el 25% de los casos mientras que, si acudimos a tiempo al hospital, se reducen al 4%; y que cuando se sobrevive al infarto, las secuelas irreversibles son mucho más frecuentes si tardamos en acudir al especialista de urgencias, con lo que empeorará nuestra calidad de vida.
El miedo al contagio ha sido y sigue siendo la razón más importante de que muchos pacientes hayan sufrido “infartos silenciosos” y que cuando han acudido al Servicio de Urgencias, ya tenían instaurado un infarto masivo con lo que realmente ha aumentado una mortalidad, que podía haberse evitado.
En definitiva, el Coronavirus le está ganando la batalla poco a poco a nuestro corazón y por ello tenemos que hacerle frente acudiendo al Centro de Salud o al Hospital sin miedo al contagio, porque cuentan con todas las medidas de prevención y seguridad, con dos circuitos totalmente diferenciados.
Jesús Sánchez Martos
Catedrático de Educación para la Salud
Universidad Complutense de Madrid
@jsanchezmartos