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El presidente desnudo: un ninot que no quiere gobernar y solo sabe mandar

Pedro Sánchez fabrica una realidad paralela, ajena a los hechos, la crisis, la pandemia y todas las adversidades que en realidad caracterizan su deplorable gestión.

Sánchez, con sus vicepresidentes

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La imagen de un Presidente del Gobierno ineficaz se va extendiendo por toda la geografía nacional. Siempre se ha hablado del “ síndrome de la Moncloa” refiriéndose a aquella situación que afectaba a los Presidentes cuando llevaban dos legislaturas y transmitían una imagen de político alejado de la realidad, pero la imagen de Sánchez en las últimas semanas transmite una sensación de desapego total de lo que está ocurriendo realmente en nuestro país.

Este verano ya nos vimos sorprendidos los ciudadanos cuando nuestro Presidente se fue tres semanas de vacaciones de palacio en palacio, mientras la segunda ola de la pandemia empezaba a azotar a algunas comunidades como Aragón o Cataluña.

Nos siguió sorprendiendo cuando en septiembre se sacó de la chistera la “cogobernanza” , concepto novedoso para referirse a que el gobierno no es responsable de nada arrojando el problema a las Comunidades Autónomas, nunca ha sido más cierta la frase de “que gobiernen otros porque el que mando soy yo” .

Parece que estemos ante un Presidente que únicamente le gusta mandar pero no gobernar, que no tiene ningún remordimiento en subirse el sueldo en plena crisis , que se preocupa en garantizar trabajo y vacaciones a costa del erario público a sus amigos y amiguetes de la infancia y juventud, que le molesta pisar el suelo reuniéndose con los perdedores de esta crisis y con las víctimas de la pandemia.

La falsa realidad

Se ha convertido en un Presidente de cartón piedra , semejante a un “ninot” de falla que se burla del que le está mirando, solo pendiente de la propaganda y publicidad en los medios de comunicación, sin darse cuenta que esa actitud le acabará quemando, porque España no es un estado fallido , si no que el único fallo es la ineficacia de un Gobierno que se encuentra cómodo en la falsa realidad, a la que han denominado “nueva normalidad”, construida desde la factoría de Iván Redondo y que expanden desde sus terminales informativas.

Siempre nos queda Europa  para decirle a Sánchez que está desnudo: por eso sería un grave error cuestionar nuestra permanencia en el gran “club”

Pero hemos alcanzado el culmen de la propaganda cuando Sánchez presentó junto a su Vicepresidente Iglesias el proyecto de Presupuestos Generales del Estado, escenificando un spot publicitario de “pasta dentrífica”, en el que lo único que parecía real era el soporte de metacrilato donde se apoyaba el libro del presupuesto más “progresista de la historia”.

Realmente estamos ante el documento presupuestario más irreal de la historia y lo único que pone de manifiesto es la desnudez del Presidente Sánchez y su Gobierno, que con esas cifras de “cuento de la lechera” quiere esconder que no sabe realmente que hacer para salir de la crisis galopante que está acabando con las fuerzas de muchos autónomos, empresarios, trabajadores y familias que miramos con angustia un 2021 lleno de incertidumbre.

Estos presupuestos parten de un crecimiento en el 2021 que ningún organismo económico comparte por lo que las alarmas no dejan de sonar . Afirmar que subir los impuestos de bebidas azucaradas, diésel, planes de pensiones es progresista es un insulto a la inteligencia, pero intentar convencernos que subir impuestos a las empresas y no aprobar ayuda o incentivo alguno va a generar empleo ya es delirante. Se trata de unas cuentas que lo único que persiguen es contentar a los socios de Gobierno nacionalistas e independentistas para que estos no le señalen públicamente su desnudez.

En ningún momento se invierte en acciones modernizadoras de la Administración ni se fomenta a los emprendedores, pero en cambio consideran que los ingresos en las arcas del estado serán los mayores de la historia.

Son unos presupuestos que van en dirección contraria a los presentados en Alemania, Francia o Portugal, son los presupuestos de un Presidente que realmente está desnudo y sin ideas, a pesar de que la propaganda nos lo presente como revestido de ropajes progresistas. Pero siempre nos queda Europa para decirle a Sánchez que está desnudo, por eso sería un grave error cuestionar nuestra permanencia en el gran “club” democrático y económico europeo.

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