¿Qué gana o qué pierde España si Donald Trump sigue o sale de la Casa Blanca?
Los intereses comerciales del país sí están condicionados por la gestión que elija hacer la Casa Blanca. Y la disputa en la derecha española también se ve concernida por el resultado.
Seguramente no se sabrá has dentro de unos días, cuando no semanas si finalmente se judicializa el escrutinio, quién será el 46 presidente de los Estados Unidos, una larga lista comenzada a finales del siglo XVIII por George Washington que comporta también el cargo oficioso de dirigente más poderoso del mundo.
En un clima de crispación extremo, todo indica que la balanza se inclinará por Joe Biden, frustrando la repetición de Donald Trump para un segundo mandado: nadie en el siglo XXI se ha quedado sin repetir tras llegar a la presidencia por primera vez. Y solo a cuatro presidentes en ejercicio, en el siglo XX, les negaron las urnas un segundo ciclo de cuatro años: Hoover, Ford, Cartes y Bush padre.
Apenas unas decenas de miles de votos decidirán el pulso, tras un conteo impropio de un país avanzado que avala las sospechas, sin prueba alguna al respecto, exhibidas por Trump de manera francamente sorprendente: nadie se había declarado ganador de las Elecciones sin terminar escrutinio. Y nadie lo había hecho anunciando a la vez un recurso al Tribunal Supremo y acusando a la oposición de fraude electoral.
Tensión extrema
Todo ello eleva la tensión a límites insospechados, rompiendo la tradición balsámica de las urnas en América y abonando una confrontación y una fractura en el país con consecuencias de todo tipo que no serán buenas ni serán breves, probablemente. Las heridas son profundas en términos de división, y sea quien sea el ganador tendrá que gobernar en un contexto adverso como pocas veces.
El resultado de USA afecta a España comercialmente. Y quizá también a la pugna en la derecha
A la epidemia sanitaria y el retroceso comercial, se le añadirá una disputa interna inmensa y un tablero internacional en redefinición, afectado por una guerra comercial mundial que desembocará en nuevas hegemonías y bloques sin duda.
La lectura doméstica no es sencilla, aunque sí se pueden anticipar algunas posibles consecuencias. La tendencia a la autarquía, al antiglobalismo y a la presión arancelaria de Trump no son positivas ni para Europa ni para España. Y en ese sentido una Administración más abierta y liberal como la demócrata parece más positiva, desde un punto de vista estrictamente económico.
Pero habrá que verlo y comprobarlo. Cómo habrá que constatar en qué medida afecta un eventual fin del trumpismo a partidos que, como VOX, se inspiran en él y con ese discurso intenta disputarle al PP el liderazgo de la derecha en España.