Sánchez sumerge a España en un proceso constituyente entregado a sus socios
La Ley "Celada" de Educación es otro paso más en una hoja de ruta liberticida en España que pretende reformarla de arriba a abajo con imposiciones sectarias.
“Tu quoque”, ¿Tú también, Brutus, hijo mío? Con esta frase, Julio César se despidió del mundo, en mitad de la emboscada que los senadores romanos les habían preparado. Cuando los cuchillos le quitaban la vida, César lamentó la presencia de su hijo Brutus entre los asaltantes.
Julio César no sobrevivió al asalto que le tendieron. El objetivo, entre otros, era cambiar de sistema político. Este hecho histórico es el que me sirve de reflexión para la realidad que estamos viviendo en España desde que se constituyó el gobierno social-comunista, con al apoyo de todos esos grupos extremistas y nacionalistas.
La hoja de ruta está marcada y es clara: destruir el orden constitucional, cambiar de régimen político, y para eso, es preciso desenvainar todos los puñales mediáticos y legislativos que hagan falta.
Un puñal helado y frio es lo que hemos sentido los españoles con la reforma impulsada por el Gobierno social-comunista y que abandera la ministra de Educación y Formación Profesional Isabel Celaá. Su ley de educación, es una nueva ley “celada”, término con que el diccionario de la lengua española también define a las emboscadas y que casi coincide con el apellido de tan sectaria socialista.
Como decía un puñal frío ha atravesado el corazón del sistema educativo en España. Esto es una muestra más de la política que está siguiendo Pedro Sánchez desde que llegó al poder con su alianza de Pablo Iglesias. Que nadie se engañe, estamos en un nuevo proceso constituyente y ese proceso se asienta sobre el ataque frontal a la libertad de los españoles.
Contra la libertad
Por desgracia son muchos los derechos y libertades que se ven afectados desde el Gobierno. Se está vaciando de contenido a la Constitución. En este sentido, basta tener presente cómo, durante el primer estado de alarma decretado durante los meses de marzo hasta junio, el Gobierno ocultó información a los ciudadanos, se negó a comparecer reiteradamente en el Parlamento y atacó a los medios de comunicación que defendían la libertad de expresión.
Estamos en un nuevo proceso constituyente y se asienta sobre el ataque frontal a la libertad de los españoles
En ese plan urdido para alterar el orden constitucional, como expresamente ha afirmado Podemos , fruto de los pactos y peajes a los grupos extremistas, ahora le toca al derecho a la educación. La “ley Celada” lo que pretende es eliminar la educación concertada negando el derecho de los padres a elegir como quieren que sea la educación de sus hijos.
Este Gobierno se ha dado más prisa en aprobar esta sectaria ley que adoptar medidas para acabar con la crisis sanitaria derivada de la Covid-19, se ha dado más prisa en pactar esta ley con los partidos antisistema, que bajar el IVA a las mascarillas , se ha dado más prisa en imponer su modelo educativo excluyente que pagar los ERTES o el salario mínimo vital a aquellos que están sufriendo la devastadora crisis económica, estamos ante un Gobierno con un exceso de ideología y un defecto de “alma”.
El artículo 27 de la Constitución dispone que “todos tienen el derecho a la educación. Se reconoce la libertad de enseñanza. La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana en el respeto a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales”.
Con la “reforma celada” se pretende premiar la mediocridad, arrinconar el trabajo y el esfuerzo. El Gobierno es el que tiene que adoctrinar, el Gobierno es el que dirá quienes son “buenos ciudadanos” , cuya seña de identidad sea abandonar el espíritu crítico y dejar de pensar por sí mismos.
En definitiva atacar la libertad es lo que han hecho históricamente los regímenes dictatoriales de la izquierda. Ese es el nuevo régimen soñado por Iglesias, Rufián y Otegi, con la complicidad de Sánchez. Sus puñales contra los derechos fundamentales como el de la educación, ya están desenvainados.
De igual manera, que Julio César fue sorprendido en una celada para alterar la forma de gobierno, la “ley Celada”, es un escalón más que se baja en la pérdida de valores democráticos y de empobrecimiento constitucional de nuestra sociedad.