Agárrate, Filomena, que viene Sánchez
Cada uno tiene su talla política. Lo entiendo y lo acepto. No pretendo que la XS presidencial se estire hasta las XXL de Almeida. Milagros a Lourdes. ¿Pero es que no podían ni disimular?
Menos mal que el 2021 iba a ser diferente. Porque entre la tercera ola del coronavirus, el asalto al Capitolio y la borrasca Filomena con más nieve que madrileños vamos apañados… Eso sí, que no se preocupe nadie que la ayuda ya está aquí y el domingo mantuvo su primera reunión tras dos días de apariciones públicas más bien limitadas. Porque las fuerzas gubernamentales hay que dosificarlas bien.
Vivo en el campo. Y tras más de 72 horas incomunicada, sin calefacción por la necesidad de ahorrar pellets y diésel, por si no salgo en más de una semana… miro atónita las imágenes de Pedro Sánchez, saliendo de su presidencial todoterreno cuando por fin dejó de nevar y me pregunto: ¿A Iván Redondo se le han acabado las ideas? ¿Hay crisis de buenas intenciones publicitarias en el Gobierno de la gente? Y a todo esto: ¿algo se sabe de Pablo Iglesias? Que desde la subida de la luz casi tan histórica como Filomena no volvió a aparecer en los medios.
Cada uno tiene su talla política. Lo entiendo y lo acepto. No pretendo que la XS presidencial se estire hasta las XXL de Almeida. Milagros a Lourdes y a ella, por pedirle algo, prefiero optar por la salida de mi particular retiro siberiano. ¿Pero es que no podían ni disimular? ¿Cómo es posible que el mismo señor que se inventó el espectáculo de las vacunas con una pegatina de “Gobierno de España” más grande que el ego de Sánchez no haya preparado nada en absoluto para aunque sea medio maquillar el poco interés del presidente del país por sus ciudadanos-súbditos? ¿Es que ya ni se molestan?
Es cierto que la borrasca nos ha pillado desprevenidos a la gran mayoría: el Gobierno, las autonomías y los ayuntamientos se quedaron cortos de recursos y efectivos y hasta yo que de vez en cuando me dedico a criticarles me quedé corta de diésel y pellets. Se entiende. Nadie puede estar al 100% preparado para la nevada del siglo, en todos los sentidos. Lo que no se entiende es por qué el alcalde de Madrid apenas duerme en tres días, intentando que su ciudad vuelva cuanto antes a la antigua normalidad, mientras que el presidente del país ni esté ni se le espere en los días más duros para toda España, dando una lamentable imagen de indiferencia respecto a la normalidad nueva.
¿Qué ha pasado, señor Sánchez? ¿No ha habido tiempo? ¿O es que, siguiendo la costumbre gubernamental, ha decidido abandonar también a Filomena?