Echenique muy mal, Twitter peor
El portavoz de Podemos estuvo muy mal amparando la violencia, pero la red social lo empeoró permitiéndoselo: por mucho menos echó a Donald Trump.
El pasado 8 de enero, después de varias advertencias y días después del asalto al Capitolio, la red social Twitter cerraba la cuenta del aún presidente norteamericano ante el riesgo de que éste incitara a la violencia. Eso dijeron los magnates de Silicon Valley.
El pasado 17 de febrero, mientras los violentos destrozaban el mobiliario urbano en Madrid, Barcelona y Granada, el portavoz de Unidas Podemos en el Congreso, Pablo Echenique, alentaba la algarada con un mensaje en la misma red social:
“Todo mi apoyo a los jóvenes antifascistas que están pidiendo justicia y libertad de expresión en las calles. Ayer en Barcelona, hoy en la Puerta del Sol”, afirmaba sin pudor el podemita.
Pese a que el delincuescente tuit fue denunciando siguiendo las normas de la propia red social por centenares de ciudadanos; pese al escándalo desatado que llevó al día siguiente a la vicepresidenta Carmen Calvo a desautorizar a Echenique; pese a que los sindicatos policiales van a llevar el mensajito de marras ante la Justicia… Twitter no adoptó medida alguna.
Se limitó al silencio habitual que está llevando a esta red social a perder seguidores año tras año y la ha hundido en el desprestigio. Un doble rasero, éste, que no debería de quedar sin consecuencias, máxime cuando la red social cuenta con responsables de la misma en España.
Lo que no puede ser es la impunidad con que actúan algunos y la impotencia que sentimos otros. Los insultos, injurias, calumnias y acosos están a la orden del día en Twitter. Yo misma los sufro de vez en cuando. No hay nada que hacer. Twitter siempre mira hacia otra parte.
No sirve la excusa de la poca inteligencia de los algoritmos. La forma de actuar de Twitter no es propia de una democracia
Hace tiempo que hay vengo sosteniendo que hay que plantearse qué es Twitter: si un canal de distribución o un medio de comunicación. Si estuviéramos ante el primer caso, Twitter no podría negar a nadie salvo las excepciones contempladas en la ley, la estancia en la misma.
Si es un medio de comunicación, debería de responder por los comentarios vertidos en la red social, como hace este medio de comunicación o cualquier otro. Hay que establecer cauces jurídicos o administrativos a través de los cuales los usuarios puedan obtener la tutela efectiva de sus derechos frente a comportamientos de terceros de forma rápida.
Doble rasero
Echenique estuvo muy mal, a su totalitaria altura habitual, pero Nathalie Picquot y todos los responsables de Twitter España, peor aún, dando amparo a la incitación a la violencia.
Y no sirve la excusa de la poca inteligencia de los algoritmos ante un escándalo que ha sido noticia. La forma de actuar de los responsables de esta empresa no es propia de una democracia. Va siendo hora de tomárselo en serio. Nos jugamos la convivencia, también en el online. Del doble rasero, hablamos otro día.