La insufrible lucha entre PSOE y Podemos hunde aún más a las empresas españolas
La reestructuración de toda la deuda empresarial, sea del ICO, de la SS o de Hacienda, es imprescindible para superar la ruina. Pero el Gobierno lo demora todo por sus batallas.
El fondo de 11.000 millones que Sánchez anunció la semana pasada para auxiliar a las empresas, y por tanto al empleo, vuelve a ser objeto de tensión entre el ala populista del Gobierno y el ala tecnocrática. Es decir, entre Pablo Iglesias y Nadia Calviño, con un resultado nefasto: el plan, que se había previsto aprobar este martes en el Consejo de Ministros, queda aplazado al menos hasta el viernes.No hay plan de ayudas que no esté lastrado por la opacidad, las luchas internas, la falta de concreciones, el retraso, los errores o todo a la vez: desde los individuales, como el Ingreso Mínimo Vital, hasta los más importantes, como los Fondos Europeos, todos presentan retrasos, lagunas, bloqueos y una galopante falta de transparencia.
La razón es la misma siempre: si el Gobierno quiere privatizarlos, aunque ello sea a costa de hacer de ellos la base de un Pacto de Estado que todo el mundo reclama; dentro del Gobierno a su vez los quiere monopolizar el PSOE frente a Podemos. Y Podemos se resiste, con el mismo afán publicitario y propagandístico que caracteriza su insufrible acción conjunta.
Las empresas han empalmado dos crisis terribles desde 2008 que exigen un plan global sin medias tintas
Las consecuencias de eso son gravísimas: el Ingreso Mínimo Vital, que solo es una ampliación de las Rentas de Integración existentes desde hace décadas en las Comunidades, llega tarde y a poca gente. Las ayudas a las empresas son las menores de Europa, con la hostelería y el turismo en la UCI. Y los Fondos Europeos han sido señalados por el propio Consejo de Estado por la arbitrariedad, clientelismo e ineficacia que ya se intuyen.
Puede ser tarde
En realidad, mientras ellos juegan, la economía se desmorona y se retrasa la única fórmula solvente que ya debió poner en marcha hace meses: combinar ayudas directas con cadencias en la devolución de créditos; reestructuración de deudas ante Hacienda, Seguridad Social o cualquier organismo y facilidad para acceder a nuevos créditos pese a tener el expediente “manchado” por las dos crisis que desde 2008 viene sufriendo el tejido empresarial.El pulso entre Calviño e Iglesias es ya endémico y confronta una visión profesional de la Economía, respetada en Europa; con un populismo económico de corte caribeño. Y por mucho funambulismo que haga Sánchez, ambas visiones son incompatibles. Algún día deberá decantarse por una de ellas. Pero cuando lo haga, quizá ya sea demasiado tarde.