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Hace bien Ayuso en buscar vacunas si Sánchez no las consigue

La campaña contra Madrid auspiciada por el Gobierno roza ya el ridículo al arremeter contra una medida de Ayuso que debería avergonzar a Moncloa.

Isabel Díaz Ayuso

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La enésima campaña contra Isabel Díaz Ayuso, lanzada desde el Gobierno y amplificada hasta la extenuación por sus incontables satélites mediáticos, ha querido presentar como un escándalo las gestiones hechas desde la Puerta del Sol con la empresa fabricante de la vacuna rusa para estudiar su posible adquisición por Madrid.

Algo que hace solo unos días defendió el presidente valenciano Ximo Puig, y que incluso ha acordado este miércoles la Generalitat de Valencia con la productora de Janssen para adquirir hasta dos millones de su vacuna, de dosis única y a punto de empezar a circular por toda Europa desde mediados de abril.

Si ya es cínico que el PSOE ataque a Ayuso por lo mismo que hace Puig, que además lo haga por un asunto en el que se busca proteger la salud de los ciudadanos, es escandaloso. ¿Acaso a algún madrileño (o valenciano, andaluz o catalán) le parece mal que su presidente busque la manera de acelerar la llegada del antídoto que puede salvarle la vida?

Si algo ha demostrado la crisis de las vacunas, es que frente a las compras colectivas, en principio positivas, se ha impuesto la negociación directa de los Estados: los más rápidos, como Estados Unidos, Israel, Chile o el Reino Unido; han conseguido proteger a sus poblaciones con una celeridad aquí inexistente. Y otros que, como Alemania o Italia forman parte del mismo grupo que España, también han acelerado sus gestiones, complementarias con las de Bruselas y nunca excluyentes.

¿Quieren convencer a los madrileños de que Ayuso hace mal por intentar traer más vacunas y más rápido?

Esa subasta retrata a las farmacéuticas, sin duda, ero también a la Unión Europea y a sus socios, incapaces de hacer cumplir los contratos firmados y tibias en la respuesta al evidente abuso sufrido, con honrosas excepciones como la de Italia, cuyo presidente, Mario Draghi, ha entonado un "basta ya" y se ha tomado la llegada de vacunas como una prioridad nacional.

Algo que Sánchez no ha hecho: se limitó a presentar la campaña en diciembre como si fuera mérito suyo; a desaparecer desde entonces por el escandaloso desabastecimiento y a aparecer de nuevo esta semana para patrimonializar de nuevo la probable llega de millones de unidades y el avance en la vacunación general.

Un entusiasmo injustificado y derrotado con estrépito solo 24 horas después con la suspensión de la inmunización con AstraZeneca para los menores de 60 años y con el pánico provocado en todos los receptores en adelante.

En ese contexto, Ayuso se limita a hacer lo que se espera de un gobernante decente en tiempos tan duros: intentar, por todos los medios, mejorar las expectativas de sus administrados. Quien tiene que dar explicaciones de por qué ni siquiera están inmunizados los mayores de 80 años es Sánchez. Y quienes tienen que justificarse ante los madrileños son los aspirantes a presidirles que, en lugar de exigir respuestas a Moncloa, lanzan reproches a la Puerta del Sol.

No es con campañas abyectas llenas de falsedades y desprecios contra el Isabel Zendal, el hospital de Ifema, la apertura de la restauración o la búsqueda de vacunas como se gana unas Elecciones. Ni asustando a los madrileños para que repudien la audacia que les distingue como sociedad pujante y abierta. Si lo que ofrecen como alternativa a Ayuso es eso, no de extrañar que los sondeos apunten a una victoria histórica y cada vez más merecida.

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