¿Disculpe, y el Gobierno?
¿Tenemos de presidente un galán o un galanto, que es esa caprichosa flor que acostumbra aparecer cuando la nieve ya está de recogida y las temperaturas empiezan a ser mucho más favorables?
Las elecciones madrileñas han costado mucho: a los madrileños que nos llamen de todo menos bonitos de todos los rincones del progresismo patrio (con la honrada excepción de Íñigo Errejón, que ha resultado ser lo suficientemente listo como para no insultar al votante medio en vez de hacer autocrítica), a los ganadores los nervios y el agotamiento provocado por luchar para hacer posible que por fin hablara el pueblo y a los no tan ganadores riadas de subvenciones que se contabilizan en millones de euros del erario público (Ciudadanos ha perdido unos 3 millones y el PSOE cerca de un millón de euros).
Pero el mayor perdedor, sin duda alguna, ha resultado ser Pedro Sánchez, que de la impresión que se ha llevado del grito democrático de la mayoría madrileña aún está por aparecer. Aunque eso ya es casi tradición, pues a veces no está claro si lo que tenemos en España de presidente es un galán o un galanto (galanthus nivalis, también conocido como campanilla de invierno), que es esa caprichosa flor que acostumbra aparecer cuando la nieve ya está de recogida y las temperaturas empiezan a ser mucho más favorables.
¿Es Sánchez un galán o un galanto?
Sea como fuere, ya somos demasiados los españoles que con la llegada del socialismo cada vez que pensamos en el Gobierno nos limitamos a preguntarnos o bien dónde está o bien por qué no vuelve a desaparecer otro ratito, porque para cobrarnos hasta las carreteras ya se apaña Hacienda en solitario.
Fijaos si acostumbra desaparecer el presidente de todos, todas y todes ante cualquier infortunio que ya no hay estado de alarma y aún no sabemos cómo se supone que tenemos que actuar ante tamaño soplo de libertad. Pero no os sintáis discriminades. Que no lo sabemos ni nosotros, ni las comunidades autónomas, ni los alcaldes, ni los vecinos.
Y por mucho que desde el Partido Popular, que ya lidera las encuestas a nivel nacional, se haya intentado proponerle a Pedro Sánchez cualquier tipo de solución legislativa, la respuesta siempre ha sido la misma. En el sentido genérico además, porque desde el Gobierno rara vez se ha dado algún tipo de respuesta que no fuera el silencio.
Cierto es que cuando no se tiene nada bueno que decir es mejor permanecer callado. Aunque cuando el que permanece callado es el máximo responsable de todo un país, debería hacerlo, asumiendo al menos que el siguiente en hablar será todo un pueblo.