La indecencia de Sánchez
El presidente no reconcilia a Cataluña con el resto de España con los indultos: se paga una letra de su permanencia a costa de pisotear la Justicia y anima a la reincidencia impune.
anticipó ayer la concesión de indultos a los políticos catalanes condenados por el Supremo por delitos de sedición y malversación. Y la reforma del Código Penal para rebajar la gravedad de, al menos, el delito de sedición.En tres años, Sánchez ha pasado de apoyar el 155; defender el endurecimiento del delito de rebelión y rechazar su propia investidura con los votos independentistas a querer liberar a los condenados; exonerar de responsabilidad a los fugados y hacer depender su Gobierno de todos ellos.El presidente ha apelado a la “concordia” para justificarse, y ha utilizado como argumento de su decisión la necesidad de no utilizar la Constitución como un arma de “revancha y venganza”. Según la inaceptable teoría de Sánchez, el Tribunal Supremo no impone la ley, sino que practica la venganza. Y defender la Constitución de quienes quieren abolirla es una revancha en lugar de una obligación, quizá la primera que él mismo tiene.
Para culminar el peaje, pues de eso se trata y no de auspiciar conciliación alguna; Sánchez va a tener que utilizar la prebenda presidencial de liberar a los presos sin que éstos siquiera pidan el indulto; incumpliendo los requisitos previos (arrepentimiento y no reincidencia) y en contra del Supremo, de la Fiscalía y previsiblemente del Consejo de Estado.
Los indultos son para arrepentidos. Sánchez los usa para incentivar que vuelvan a delinquir con impunidad para mantenerle a él de presidente
Lo cierto es que Sánchez indulta a Junqueras y al resto porque, simplemente, dependió de ellos para llegar a presidente: no está llegando a un acuerdo positivo para la convivencia y estabilidad de España y de Cataluña, sino pagando su propio rescate para ganarse, al precio que sea, su permanencia en la Presidencia.
El Supremo puede frenarle
Los indultos reinsertan a arrepentidos y reos sin posibilidad de reincidencia: en este caso, sirven para lo contrario e incentivan que el nuevo Gobierno de Junqueras y Puigdemont repita el desafío animado por La Moncloa, con la certeza de que si tuvo pocas consecuencias en el pasado reciente, menos tendrá aún en el futuro.El Tribunal Supremo tiene la posibilidad, como adelantó ESdiario, de paralizar los indultos una vez aprobados si considera que incumplen la letra y el espíritu de la Ley de 18 de junio de 1870, ampliada en 1993, que legisla sobre esta medida de gracia.Sería muy oportuno que lo hiciera, ante el abuso evidente de un dirigente irresponsable que, lejos de pacificar Cataluña, la incendia auxiliando a sus pirómanos a que sigan prendiéndole fuego.