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Iván Redondo plagió su frase de los "barrancos" de una serie de TV americana

La frase viral de Redondo sobre tirarse por un barranco con Pedro Sánchez no es suya: la copió de una serie americana que parece inspirar sus discursos.

Iván Redondo, experto en barranquismo

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Solo hay que escuchar a Pedro Sánchez o repasar algunas de sus performances públicas para adivinar cómo es y cómo entiende la política su máximo asesor, Iván Redondo, el consultor que llegó a ser consejero autonómico de un Gobierno del PP, el extremeño, y ahora es el principal autor intelectual del sanchismo.A Redondo le faltó James Rhodes tocando el piano en su comparecencia en el Congreso y quizá un juego de bonitas gafas para volver a Moncloa en el Falcon de su señorito, pero en todo lo demás se pareció mucho a cualquiera de los "Aló presidente" que jalonan las intervenciones de don Pedro: mucha bisutería retórica por encima... y poco oro debajo.

Y en lo que también emuló a su patrón fue, vaya por Dios, en la tendencia al plagio, a la copia sin citar de aquello que se presenta como propio, sea una tesis doctoral o un monólogo melodramático sobre las virtudes propias: "Yo me tiro a un barranco por Pedro Sánchez. Estaré con él hasta el final".

Eso dijo para cachondeo general el Ivanhoe de Moncloa, el caballero siempre dispuesto a inmolarse por el Rey Arturo del momento, intentando definir en qué consiste el trabajo de consultoría con un frase redonda, tan vistosa como equivocada: un buen consejero no se despeña con el jefe; intenta que el jefe no se precipite por acantilado alguno, aunque solo sea para evitar que el costalazo se lo dé también el país que gobierna.

Del plagio de la tesis al plagio de la serie

Pero si la frase es una torpeza recubierta de cursi épica de entrada; además es un plagio ostentoso de salida: porque no es de Redondo, sino de una serie americana germinal en el género político, "El ala oeste de la Casa Blanca".

La pronuncia en uno de sus capítulos, casi de forma literal, el personaje Leo McGarry, el principal asesor y amigo del presidente americano, Josiah Bartlet en la ficción; el hombre que dirigió su campaña y le animó a presentarse a las primarias del Partido Demócrata. ¿Les suena la secuencia no?

Disfrutar de series tan legendarias como ésta en la intimidad es una cosa. Pero hacer de "House of Cards", "Boss" o "Borgen" la guía para dirigir un país y fabricar un presidente de película, otra bien distinta: no es lo mismo Bill Clinton tocando el saxo que Narcís Serra aporreando un piano. Pero sobre todo no lo es lo mismo despeñarse por un acantilado en la ficción que arrojar por la ventana un país entero inspirándose en un capítulo añejo.Se empieza por hacer el ridículo, y se termina por crear una española en plena recesión económica, con tanta gente en las colas del hambre como para andar pensando en conquistar el espacio. Hay que bajarse urgentemente de la Luna... o coger el primer cohete disponible y lanzar una expedición al satélite tripulada por este Dúo Dinámico tan impagable: allí, al parecer, hay unos barrancos fantásticos por descubrir.