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El Gobierno de España, con la dictadura cubana por acción u omisión

Mientras Sánchez busca totalitarios imaginarios en España, mira para otro lado ante la represión cubana, defendida además por su socio de Gobierno.

Concentración de cubanos en Madrid

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Miles de cubanos se han echado a la calle para protestar contra la Dictadura, la miseria y la represión que caracterizan los 60 años de yugo impuesto por el castrismo bajo la excusa de liderar una revolución comunista que solo convence a quienes no la padecen.La respuesta del régimen está siendo la esperada de quienes, durante tanto tiempo, han aplicado la fuerza para acabar con las libertades individuales y colectivas para mantener el poder: detenciones, fuerza policial, tal vez crímenes y un bloque informativo y tecnológico para evitar que el mundo se comunique con Cuba y los cubanos con el mundo.La valentía de los cubanos que, pese a todo eso, se han atrevido a gritar "libertad", es un indicio evidente de su desesperada situación, donde se mezclan represión, hambre, pobreza extrema e indefensión ante la pandemia.

Y la respuesta totalitaria del presidente Díaz Canel, un títere de Raúl Castro, la viva demostración de la catadura de su régimen: movilizar a los Cuerpos de Seguridad, bloquear internet, hacer detenciones selectivas y animar a la confrontación civil.Siendo tan evidente el panorama, lo lógico sería esperar una contundente reacción internacional de respaldo a los cubanos que, sin embargo, no ha existido: desde Europa hasta la ONU e incluso Estados Unidos; no han pasado de la defensa de los derechos democráticos de los cubanos y de recomendaciones genéricas a los sátrapas que los sojuzgan.

El silencio o la complicidad de Moncloa con la represión cubana es el último bochorno de Pedro Sánchez

Y en España, ni eso. Más allá de las palabras protocolarias del Gobierno, lo sustantivo ha sido la defensa del régimen de una parte del Ejecutivo, la de Podemos: la falta de respuesta del PSOE le hace cómplice de esa indecorosa actitud de legitimación de una dictadura cruel y longeva como ninguna en el mundo.

El Gobierno mira para otro lado

Resulta hiriente que los mismos partidos y colectivos sociales que intentan difundir en España la idea de que sufrimos una involución ultraderechista y persiguen franquistas imaginarios se callen, cuando no respalden, a totalitarios de verdad que utilizan el poder contra sus ciudadanos. Y que lo hagan desde el propio Gobierno de la nación, con ejemplos como los de Yolanda Díaz, Alberto Garzón o Enrique Santiago, es directamente vergonzoso.Pero nada de ello pasaría si, al frente de La Moncloa, hubiera un dirigente digno del puesto que ostenta. No es el caso de Sánchez, que a la indignidad de apoyarse en ERC o Bildu, le añade el silencio ante regímenes liberticidas como los que arrasan toda sombra de democracia en Venezuela o Cuba.