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Casado, Ayuso y Almeida deben entenderse bien y rápido en Madrid

El PP madrileño ha de reforzarse con la elección de un presidente que refleje y proyecte el reto que tiene por delante el partido: desalojar a Sánchez en las urnas.

Casado, entre Ayuso y Almeida

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El PP madrileño elegirá presidente en un plazo máximo de nueve meses y, con ello, cerrará el largo periodo de interinidad derivado de la traumática dimisión de Cristina Cifuentes, absuelta en una causa penal que desató contra ella una formidable campaña política con muy pocos precedentes.

El contraste entre el precio que ella pagó por un máster dudoso y la impunidad con que Sánchez obtuvo su doctorado, con una tesis plagiada y utilizando de escudo la Moncloa para fabricarse una coartada; ejemplifica la tediosa doble vara de medir que rige en la vida política española.

Nada de eso, como tampoco los escandalosos casos de corrupción previa, pasó factura electoral a los populares, que cosecharon con Isabel Díaz Ayuso un resultado en las urnas con consecuencias nacionales desequilibrantes para los intereses de Pedro Sánchez.

Ese formidable éxito, unido al de Almeida en la capital y a los favorables sondeos de Casado; debiera ser la mejor plataforma para gestionar la renovación orgánica del PP madrileño desde la tranquilidad y el consenso, integrando todas las sensibilidades y desechando toda sombra de disputa interna.

El PP no puede perder el tiempo en disputas internas, y mucho menos en Madrid, si quiere ser alternativa a Sánchez

Y hay señales de que eso puede no ocurrir si los tres grandes protagonistas orgánicos e institucionales de este proceso no se ponen de acuerdo en cómo reorganizarse para seguir centrados en lo relevante: gestionar las instituciones madrileñas con rigor y, a la vez, tejer una alternativa sólida al vigente Gobierno de España.

Si ése es el fin, los medios no deben ser un problema: el PP ha de encontrar la manera de que Ayuso y Almeida tengan el papel que ambos merecen y que esa decisión enlace con una estrategia mayor con el objetivo de desalojar al sanchismo del poder político que ahora ostenta. Todo lo que se ciña a ese guion solo servirá para reforzar a Sánchez y debilitar una alternativa que, sin duda alguna, necesita España.