La semana fantástica
El autor vaticina que la “semana fantástica desesperada” del sanchismo naufragará como le ocurrió a Zapatero, el cual hace más de una década prometió lo mismo con brotes verdes incluidos.
Unos grandes almacenes españoles tienen como costumbre publicitar en una época del año “la semana fantástica”, con la finalidad de hacer grandes ofertas a los consumidores y así aumentar las ventas de los productos que comercializan. En realidad, se trata de una práctica extendida y estudiada por todos los expertos en marketing como medio de focalizar la atención de los consumidores y romper con la inercia de las ventas y así, intentar lograr un mayor porcentaje en la cuota de mercado.
Sin duda, el Gobierno ha intentado copiar dicha técnica de consumo creando la “semana fantástica” de ofertas electorales que comenzó la pasada semana y se extenderá hasta el debate de los presupuestos 2022.
Han querido los expertos monclovitas relanzar un proyecto en declive con propaganda dirigida a aquellos sectores de la población que son cada vez más desafectos a los postulados sanchistas y que en su política patrimonialista consideran su caladero de votos, es decir jóvenes, funcionarios y pensionistas.
Las luces de alarma de Moncloa se encendieron tras las elecciones madrileñas donde pudieron comprobar que sus bases electorales se hundían ante los mensajes de libertad del Partido Popular, y en seguida se pusieron en acción con la remodelación del gobierno de julio, y la “semana fantástica” de octubre.
La propia acción del sanchismo con estos dos movimientos tácticos, nos debe de llevar a la conclusión de que las encuestas electorales que reflejaban un claro declive del gobierno eran ciertas, aunque el investigado director del CIS, José Félix Tezanos, se empeñe en decir lo contrario, puesto que, si el sanchismo arrasaba electoralmente hablando, no había necesidad de cambiar un gobierno y tampoco hay necesidad de comenzar con las ofertas para estimular el voto.
El cambio de Gobierno ha quedado diluido
En todo caso, con respecto al primer movimiento, es decir al cambio de Gobierno, el sanchismo no debe estar muy satisfecho porque la finalidad perseguida de presentar un rejuvenecimiento del mensaje ha quedado totalmente diluido, porque ¿quién recuerda después de tres meses los nombres de los nuevos ministros?, ¿o algo en que hayan destacado?
Los ciudadanos siguen opinando que estamos ante el Gobierno más mentiroso de la historia de España, y por tanto, sin credibilidad alguna, por eso siguen increpando cada aparición de Pedro Sánchez en las calles de las ciudades y pueblos, y así lo ponen de manifiesto las encuestas.
Para desgracia de los propagandistas monclovitas, no recordamos los nombres de los nuevos ministros pero sí que sabemos los nombres de los viejos ministros como Irene Montero, Fernando Grande-Marlaska, Alberto Garzón, María Jesús Montero, que son los que generan el mayor rechazo ciudadano.
Los ciudadanos interesados tendrán magníficas ofertas consistentes en cheques regalo canjeables en el colegio electoral a la entrega de la papeleta del PSOE
Ante el fracaso de esta remodelación ha venido el segundo movimiento táctico: las ofertas, los descuentos, los regalos, en definitiva, la “semana fantástica del sanchismo”, resumida en la idea de que los ciudadanos interesados tendrán magníficas ofertas consistentes en cheques regalo canjeables en el colegio electoral a la entrega de la papeleta del PSOE o sucedáneos, es decir, marketing puro y duro.
Los jóvenes tendrán piso y 400 euros, los funcionarios y pensionistas tendrán asegurado el aumento de un 2% de sus ingresos, ¡Viva la semana fantástica! Pero la letra pequeña de la oferta es muy clara, esos aumentos se los llevarán la factura de la luz, gas, butano y combustible en un invierno que se presentará difícil, y con respecto a los jóvenes, muchos se preguntarán cómo van a poder acceder a una vivienda por mucha ayuda que tengan, si no tienen un trabajo digno. No hay que olvidar que más del 40% de la juventud está desempleada y si a las empresas y a los autónomos no se le bajan los impuestos seguirán sin poder crear empleo juvenil.
Así pues, la “semana fantástica desesperada” del sanchismo naufragará como le ocurrió a Zapatero, el cual hace más de una década prometió lo mismo con brotes verdes incluidos. Hay que recordar cómo la ministra de vivienda socialista, Mª Antonia Trujillo, regaló en el año 2006, 10.000 pares de zapatillas, en plena crisis económica, para que los jóvenes se patearan la ciudad en busca de piso… En fin, las mismas ofertas con distintos envoltorios de colores.