El drama de Venezuela y los problemas de Chile: no muy distintos a España
La situación política en ambos países obliga a los españoles a fijarse por las similitudes, agravadas por la presencia de Zapatero para blanquear a Maduro.
Venezuela ha celebrado elecciones regionales y locales con la alargada sombra del fraude y la sensación de que Maduro tiene la victoria asegurada más allá de los resultados concretos: además de controlar 20 de los 23 Estados en liza, la aparente aceptación internacional de los comicios es un éxito para el sátrapa, tutelado por personajes tan siniestros, en este lance, como el expresidente Zapatero.
La realidad es que Venezuela, sin la oposición de la Unión Europea y con cierta indiferencia de los Estados Unidos, fue a las urnas con seis millones de exiliados; la incautación de las siglas de los principales partidos de la oposición y una especie de “Junta Electoral” elegida por Maduro para que legalice todo el proceso.
La presencia de “observadores internacionales” como Zapatero o Monedero va en la misma línea de legitimación de un Régimen tiránico marcado por la miseria y represión impuestas en el país. Y deja en muy mal lugar a la diplomacia española, ausente por completo y representada por un expresidente cuyo embajador está procesado por enriquecerse en Venezuela y por el fundador de Podemos señalado por sospechas de financiar a su partido con dinero de Caracas.
Por último, la oposición al Régimen también debe revisar su actitud: se muestra dividida, con dos de sus líderes ausentes de las Elecciones (Juan Guaidó y Corina Machado); otro presente (Henrique Capriles) y la sensación de que no existe un discurso articulado de todos ellos para contrarrestar a Maduro.
También en Chile
Paralelamente, Chile ha celebrado Elecciones presidenciales este domingo y, aunque parezca algo ajeno a España, debería analizarse lo que allí está pasando con suma atención por el paralelismo político que parece existir entre ambos países.
España debe mirar a Venezuela y a Chile: lo que está pasando allí no es tan distinto a lo que empieza a pasar aquí
Allí han pasado a la segunda vuelta, que se celebrará el 19 de diciembre, los candidatos de los dos partidos más extremos: el “Frente Amplio” de Gabriel Boric, una especie de Yolanda Díaz chileno; y la derecha más radical de José Antonio Kast, cuyo hermano mayor fue ministro de Pinochet.
Además, las protestas callejeras en los dos últimos años han provocado que, más allá de la elección del presidente, Chile se haya sumergido en un “periodo constituyente” para demoler su arquitectura institucional con la excusa de enterrar del todo a la Dictadura.
La apuesta por los extremos y el revisionismo histórico son dos lecciones que está dando Chile, en medio de una confrontación social y un hundimiento económico claro, de las que España puede y debe tomar nota. Aunque parezcan lejos, Venezuela y Chile están bien cerca de España ya a efectos políticos.