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El Gobierno se equivoca con la luz y miente con los impuestos

Los españoles no pueden más: con menos renta que franceses y alemanes, pagan más que nadie por la luz y ven cómo Sánchez pretende aumentar aún más su infierno fiscal.

Pedro Sánchez

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Los españoles pagaron este domingo el triple por la luz que los alemanes o los franceses, pese a que su renta disponible es la mitad. Y cerraron el año con un coste desbocado que convirtió en una mentira, repetida hasta la saciedad, el compromiso de Pedro Sánchez por situar el recibo eléctrico en los niveles de 2018.

En ese contexto, y con una inflación del 6.7% nunca alcanzada en los últimos 30 años, resulta casi grosero la negativa del Gobierno a suscribir la iniciativa de Bruselas para cambiar la percepción de la energía nuclear y del gas, para apostar por ellas sin estigmas medioambientales como parte de un "mix" energético que pocos necesitan tanto como España.

Los prejuicios ideológicos nunca pueden imponerse a las realidades científicas, los hechos contrastados y las necesidades reales. Pero es lo que hace el Gobierno de España es precisamente lo contrario, agravando su temeridad con una escalada de precios y de impuestos que asfixia a la sociedad española y a su economía productiva.

Que solo la eólica tenga menos efectos contaminantes que la nuclear, de largo la más ecológica entre todas las demás, debería ser suficiente para valorar su razonable refuerzo si con ello se deja de arruinar la actividad industrial y el bolsillo del ciudadano: sus riesgos son mayores en caso de accidente, sin duda; pero esa posibilidad debe apuntalar las medidas de seguridad, no frenar su funcionamiento limitado y controlado.

Aquí todo sube y el infierno fiscal y económico no es un accidente meteorológico, sino los efectos de una política equivocada y de una voracidad fiscal inadmisible y sustentada en falsedades

Si Bruselas defiende esa propuesta, España no puede ignorarla sin más y a continuación pasarle la factura a los españoles, en contra de otros Gobiernos progresistas que, como Alemania o Italia, arrancan año anunciando espectaculares bajadas de impuestos.

Engaño a la ciudadanía

Aquí, mientras, todo sube y el infierno fiscal y económico no es un accidente meteorológico, sino los efectos de una política equivocada y de una voracidad fiscal inadmisible y sustentada en falsedades: los españoles ya pagan más que casi nadie, por muchas trampas contables que haga el Gobierno para instalar la falsa idea de que los impuestos son bajos.

Lo que es menor es la recaudación, pero no porque los contribuyentes paguen poco, sino porque hay pocos contribuyentes fruto del enorme paro nacional y de la dimensión de su economía sumergida. Y también de las necesidades de una Administración que no se priva de nada mientras aprieta, hasta el ahogo, a quienes soportan también esa factura.

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