El PP juega a la ruleta rusa con una guerra fraticida deplorable
Solo Pedro Sánchez puede estar contento por un espectáculo deplorable y difícil de reconducir que debilita la imprescindible alternativa a un Gobierno muy perjudicial para España.
El PP se ha enfrascado en una sorprendente guerra pública entre su presidente nacional, Pablo Casado, y uno de sus mayores reclamos electorales, Isabel Díaz Ayuso, que ya de entrada daña gravísimamente a todos los protagonistas, a la marca, a sus seguidores y desde luego a la solidez de la alternativa a un Gobierno, el de Pedro Sánchez, gran beneficiario de este tétrico espectáculo.
Las acusaciones de Ayuso a Casado, a quien responsabiliza de orquestar una campaña en su contra, para frenar su evidente liderazgo en Madrid y fuera de la región solo tienen parangón con las sospechas y decisiones adoptadas por Génova sobre ella: avalar la necesidad de investigar si Ayuso benefició a su hermano con un contrato público.
La ferocidad de los ataques y contraataques es impropia de compañeros de partido y más típica de sus rivales lo que en sí mismo deja en mal lugar a todos: es inaceptable que un partido recién ganador de unas Elecciones en Castilla y León, con un Gobierno en frente en caída libre por el deterioro de sus alianzas; concentre sus energías en derribarse a sí mismo en lugar de en conformar la alternativa que millones de españoles anhelan.
Llegados a este punto, la posibilidad de retornar a la senda del sentido común no parece sencilla. Pero si hay una oportunidad, el PP debe explorarla con urgencia
Con los datos conocidos en la mano, sería precipitado decir quién tiene razón y quién no y cuáles deben ser la consecuencias que para cada uno ha de tener este bochornoso espectáculo. Pero sí se puede afirmar que, trascienda lo que trascienda en adelante, el trato ofrecido a Ayuso es impropio de un partido que debiera cuidarla y utilizarla de ejemplo. Y, en la misma medida, es igual de insólito la defensa de la afectada en lugar de dar más explicaciones de las ya ofrecidas.
Solo beneficia a Sánchez
Cuando el único beneficiario de todo esto es Sánchez, encantado de que el foco de atención esté en el PP y no en el desastroso balance de su gestión y la naturaleza de casi todas sus decisiones, algo mal y grave está haciendo el gran partido de la oposición, más allá de la cuota de responsabilidad que cada uno tenga.
Entender esto y darle solución es prioritario. Pero no está claro que el camino iniciado tenga retorno: llegados a este punto, la posibilidad de retornar a la senda del sentido común no parece sencilla. Pero si hay una oportunidad, el PP debe explorarla con urgencia, sin menoscabo de la transparencia que requieren los hechos.