Feijóo tiene todas las virtudes para devolver al PP a La Moncloa

El PP comenzó ayer a cerrar sus profundas heridas con la despedida por plazos de Pablo Casado y la llegada, paso a paso, de Alberto Núñez Feijóo, el líder natural del partido que no lo fue tras la salida de Mariano Rajoy por una serie de circunstancias, no del todo explicadas nunca, que retrasaron su desembarco y explican en parte la crisis reciente.

Porque Casado, más allá del innoble episodio contra Isabel Díaz Ayuso, nunca tuvo la autoridad que se espera de quien encabeza a un partido de Gobierno: ganó las Primarias del PP, con incuestionable mérito, pero lo hizo más por la renuncia del presidente de la Xunta y la disputa subsiguiente entre Soraya Sáenz de Santamaría y Dolores de Cospedal, de la que él se benefició como tercera opción en liza.

Sin entender ese problema de origen, no se explica del todo el fatal desenlace de un joven dirigente, dotado de evidentes virtudes y no pocos aciertos en estos difíciles años, que llegó al cargo antes de tiempo y quiso asentar su liderazgo sobre unas bases equivocadas.

Tratar como una rival al mejor activo electoral del PP fue la guinda de un pastel inestable que, con semejante error, saltó por los aires y cohesionó la respuesta interna de quienes tal vez nunca estuvieron de acuerdo con su ascenso. Las palabras de Ayuso denunciando la persecución, en el momento de la despedida de Casado, no fueron un regodeo ni una venganza, sino el resumen objetivo de una era que termina y un aviso a navegantes.

Feijóo, un político sensato que va a llegar a la cúspide en el momento de madurez ideal, puede ser perfectamente el próximo presidente

Y el cierre de filas en torno a Feijóo de la propia presidenta madrileña, con tirón propio para haber disputado la presidencia del partido a cualquiera, un primer paso en la dirección correcta para reanimar al PP con rapidez como alternativa a un Gobierno nefasto.

El poder regional

En ese sentido, la cohesión de los principales activos del PP en torno a Feijóo, es una buena noticia para el partido: desde el andaluz Juanma Moreno, figura clave en el futuro, hasta el castellanoleonés Mañueco o el murciano López Miras, han entendido lo que está en juego y han aplicado una terapia regeneradora con el sosiego y el sentido común que reclamaba el momento.

De cómo integrar ese poder regional en un mando único, depende en buena medida el futuro de Feijóo, un político sensato que va a llegar a la cúspide en el momento de madurez ideal: con cuatro mayorías absolutas; una experiencia inmensa y una interesante visión de España desde la periferia; el gallego puede ser perfectamente el próximo presidente si al descontento que genera Sánchez se le añaden los aciertos que de él, sus propuestas y su claridad deben esperarse.