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Sánchez quiere utilizar ahora a las Comunidades para repartir sus culpas

España ya estaba por los suelos antes de la guerra y el Gobierno nunca buscó pactos para sacarla adelante. Si quiere rectificar, no puede ser a través de las Comunidades otra vez.

Imagen de la Conferencia de Presidentes en La Palma

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El presidente del Gobierno lleva días culpando a Putin y a la invasión de Ucrania de la mayor inflación que se registra en España desde hace 33 años y, sin ninguna autocrítica ni medida extraordinaria, se limita a exigir unidad del Congreso, a pedírsela a los presidentes autonómicos reunidos en La Palma y a presagiar un endurecimiento aún mayor de la situación.

La realidad es bien distinta a la descrita por Pedro Sánchez, que se escuda en un conflicto que explica solo una parte del problema para intentar maquillar una situación económica que ya era grave desde la pandemia y delicada incluso desde antes de ella.


Con las cifras en la mano, España ya era antes de la guerra el país con mayor destrucción de PIB de Europa y el de menor recuperación. El de peor crecimiento de la deuda pública y del déficit. El de la mayor tasa de desempleo femenino y juvenil. Y uno de los que ya soportaban unos precios de la energía y el combustible más elevados en proporción a su renta.

La mayor evidencia de esto es que España ha sido el país de la Unión que, con arreglo a su renta, más dinero ha tenido que pedir de los Fondos Europeos, derivados de una destrucción de la economía que solo fue peor en todo el mundo en Argentina en 2020.

Si el Gobierno es ahora sincero en la búsqueda de Pactos que ha rechazado en infinitas ocasiones, ha de hacerlo en el Congreso, con la oposición, no en La Palma con los presidentes autonómicos

A todo ello se le sumaba ya uno de los cinco esfuerzos fiscales más elevados del planeta y un repunte económico endeble que había sido sistemáticamente advertido por las instituciones económicas nacionales e internacionales y, a la vez, desoído por el Gobierno: en realidad, España no ha tenido un crecimiento sano tras lo peor de la pandemia; sino un “efecto rebote” fruto del fin de las restricciones que la guerra ha desvanecido.

Ucrania ha agravado una inflación que ya estaba por encima del 7% antes de la invasión y un encarecimiento de la energía que ya era del 75% y del combustible del 50% sin ese contexto bélico. Sánchez intenta ahora explicar que esa tendencia ya era evidente desde hace meses por los “vientos de guerra”, pero de ser eso cierto también quedaría en evidencia.

Otra "cogobernanza" artera

Porque es una irresponsabilidad que, si presagiaba un escenario tan crítico, haya sustentado su política económica en disparar el gasto público, elevar los costes laborales y subir los impuestos. Y es otra irresponsabilidad que, ahora, no adopte ninguna medida de rectificación y las diluya en una especie de nueva "cogobernanza" con las Comunidades que solo aspira, de momento, a repartir las culpas y esconder el origen de todo: su nefasta política económica.

Si el Gobierno es ahora sincero en la búsqueda de Pactos que ha rechazado en infinitas ocasiones, ha de hacerlo en el Congreso, con la oposición y con toda la disposición a desandar el camino que él había emprendido y aplicado, marcado por el derroche, los impuestos y la unilateralidad. Todo lo que no sea eso, será una trampa en la que, al menos el PP, no debe caer.

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