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Sánchez presume del empleo que genera Ayuso

El mercado laboral en España no repunta, pese a la propaganda del Gobierno, y lo poco que mejora se debe en buena medida a la Comunidad de Madrid.

Ayuso y Sánchez, hace dos años

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Un tercio de la tenue reducción total del desempleo registrado en España en marzo sale de la Comunidad de Madrid, como refleja la estadística oficial: casi mil de los algo menos de 3.000 menos computados salen de la región presidida por Isabel Díaz Ayuso, que es el motor económico del país y, paradójicamente, el objetivo prioritario del Gobierno.

No tiene ningún sentido que, siendo Madrid la comunidad que más aporta al PIB, a los fondos autonómicos y al mercado laboral; Pedro Sánchez dedique buena parte de sus energías a intentar doblegarla en lugar de a aprender de sus políticas y tratar de extenderlas por todo el país: imponer un sistema fiscal distinto a quien, con el vigente, progresa y hace progresar al resto, es un disparate sectario que nunca debería prosperar.

Esa actitud del Gobierno, sumisa con el desleal y agresiva con el solidario, es muy similar a la que extiende al conjunto del análisis sobre el mercado laboral, basado en un entusiasmo improcedente que atiende más a las necesidades propagandísticas que a la realidad del problema.

Un tercio de la leve mejoría del paro en toda España depende de Madrid, el gran objetivo a derribar del Gobierno de Sánchez

Proclamar con entusiasmo que el empleo va bien, apelando a cifras maquilladas, es una huida hacia adelante que terminarán de manera traumática cuando la verdad ya esbozada en marzo estalle en plenitud: el número de afiliados y de contratos indefinidos, esgrimido por Moncloa como una prueba de su éxito, no dice nada bueno que se baje a la letra pequeña.

La realidad

Y ésta indica que las horas trabajadas se han reducido en España; que los indefinidos no logran estabilidad y a menudo terminan en el despido o como trabajadores "fijos discontinuos" y que el maquillaje del paro se debe, en buena medida, a los ERTES y el empleo público.

Mientras, la industria, la construcción y el campo ya destruyen empleo, que también entre los hombres y los jóvenes y apenas repunta entre las mujeres y en los servicios, dos ámbitos tan destruidos de antemano que solo podían mejorar. Si con este panorama se vanagloria el Gobierno, la posibilidad de reacción es aún menor de la que ha venido demostrando en toda esta crisis.

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