La chapuza con Zelenski en el Congreso
Es inadmisible que el Gobierno no sepa ni organizar bien la comparecencia del presidente de Ucrania y que utilice su discurso de mala manera para cuestiones domésticas.
El presidente de Ucrania compareció telemáticamente en el Congreso este martes, con una intervención de apenas 25 minutos por una cuestión de seguridad: es el tiempo máximo que puede permanecer conectado sin ser localizado por los servicios de inteligencia del Kremlin.
Su participación fue algo caótica por la mala traducción, incomprensible y achacable a un error de previsión del Congreso del que debería dar explicaciones su presidenta, Meritxell Batet: no ser capaz de tener preparado un dispositivo solvente, con una traductora diligente, resulta inaceptable y digno de un claro reproche.
Y tuvo un punto de polémica, sin duda inducido por el Gobierno de España, al comparar la situación de Ucrania con los tristes bombardeos de Guernica en la Guerra Civil española.
Tiene su lectura que Sánchez se emocione con Ucrania y se vaya a Marruecos luego a renunciar al Sáhara
Aquel episodio sin duda fue horrible, tanto como otros como el bombardeo de Cabra o los asesinatos en masa de Paracuellos del Jarama; pero las comparaciones más adecuadas hubieran sido la invasión francesa de España en 1808 o la musulmana de Hispania en el 711 hubiera sido más razonable.
Y Sánchez a Marruecos
En todo caso, el héroe moderno que es Zelenski insistió en la necesidad de mejorar la ayuda de Europa y logró, al menos, el compromiso de Pedro Sánchez de incrementar el envío de armamento, ya sin la aparente oposición enérgica de su socio de Gobierno, pese a algún desvarío aislado de diputados que consideran decente hablar de "pacifismo" mientras masacran a civiles impunemente.
Merece una mención la coincidencia entre el discurso de Zelenski sobre la integridad de Ucrania y el inminente viaje de Sánchez a Marruecos para oficializar la renuncia de España a su ascendencia en el Sáhara sin aparentes compromisos oficiales de Rabat para renunciar a sus viejas aspiraciones sobre Ceuta, Melilla e incluso las Canarias.