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Un Gobierno noqueado, dividido y provocando bochorno tras bochorno

Es inadmisible el espectáculo que ofrece Sánchez, enfrentado a sus socios, espiado por terceros y utilizando todo ello, en vano, para salvar exclusivamente su cargo.

Pedro Sánchez, este martes en Moncloa

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El PP ha salvado al PSOE de tener que someterse a una Comisión de Investigación por el supuesto espionaje del Gobierno a hasta 60 políticos catalanes. Su voto, al que se sumaron los de VOX y Ciudadanos, bloqueó una iniciativa de todo el independentismo y de Podemos, una vez más enfrentado al Ejecutivo del que forma parte.

Lo cierto es que la oposición salvó a Sánchez por sentido de Estado: haber aprobado esa comisión avalaría el discurso victimista de ERC y Junts y agravaría la degradación de la Inteligencia española, sometida a un inadmisible escarnio público por este caso y el del supuesto espionaje internacional al propio presidente y a la ministra de Defensa.


El panorama general deja a Sánchez en una situación crítica: sus socios y aliados le acosan; y la oposición le rescata. Con esa paradoja se resume su propia debilidad, pero también se arruina su mensaje: queda claro, a la vez, que sus socios solo actúan por interés y que son sus principales enemigos cuando no les atiende; pero queda claro que podría entenderse con la oposición pese a la caricatura destructiva y falsa que hace de ella.

La insólita cesión de la posición histórica en la antigua colonia a un país que había espiado al presidente, si se confirma, exige muchas explicaciones urgentes de Sánchez

En lo relativo a la investigación a políticos catalanes, hay que recalcar que no se ha difundido prueba alguna inequívoca de su existencia. Y que de haberla, respondería con seguridad a las obligaciones del CNI que, bajo tutela judicial y bajo la dirección del Gobierno, tiene entre sus tareas vigilar y conocer cualquier amenaza para la seguridad nacional y la integridad territorial.

El problema de Sánchez es que, lejos de poder sostener ese discurso, mantuvo el contrario con la concesión de los indultos, y ahora ha quedado a merced de sus voraces aliados.

Aclaraciones sobre el Sáhara

Y si chusco es este episodio, aún lo es más es el que le afecta a él de cerca: 24 horas después de la sorprendente e indiscreta denuncia de que Sánchez y Robles fueron espiados; nadie se cree ya que se enteraran de ello hace unas horas; todo el mundo intuye que lo desvelaron ahora para congraciarse con ERC y empieza a cobrar fuera la hipótesis de que está detrás Marruecos, el país al que el Gobierno acaba de cederle el Sáhara sin otra contrapartida que este ostentoso ridículo.

Sobre esto último, la insólita cesión de la posición histórica en la antigua colonia a un país que había espiado al presidente, si se confirma, exige muchas explicaciones. Porque el sentido común dicta que al agresor no se le premia, se le replica, salvo que conozca secretos que hacen inviable esa respuesta. La mera sospecha es suficiente para que este presidente tan nefasto ofrezca urgentes aclaraciones.