Podemos avergüenza a España con la complicidad pasiva de Sánchez
El presidente puede someterse a sus socios lo que estime, pero no puede humillar a España internacionalmente dejando que medio Gobierno denigre en público a la OTAN.
Ningún ministro de Podemos, incluyendo a la vicepresidenta segunda Yolanda Díaz, acudió al acto de conmemoración del 40 aniversario del ingreso de España en la OTAN, presidido por el Rey, con un desprecio intolerable que daña los intereses, la credibilidad e imagen internacional una vez más.
No contento con eso, el partido populista acusó al presidente del Gobierno de adjudicar “a dedo” la organización de la Cumbre de la Alianza Atlántica en Madrid, a finales de junio, y de derrochar en ello los 37 millones que le costará al erario público.
Con su demagogia habitual, Podemos exigió que ese dinero se dedicara a sanidad o educación, a su juicio más prioritarias que un encuentro bélico que pidió sustituir por una cumbre por la paz con presencia de Rusia y Ucrania. Aplicando esa doctrina, también deberían suprimirse Ministerios como los de Igualdad, Consumo o Universidades, mucho menos necesarios que la educación o la sanidad públicas.
Más allá de la demagogia, el plantón agresivo de Podemos a su propio Gobierno, al Rey y a la posición oficial de España deja maltrecha la imagen de Sánchez y del propio país ante la comunidad internacional: las cincuenta delegaciones que se espera recibir en Madrid verán en directo cómo las principales críticas a la Cumbre y a lo que representa la OTAN vienen desde dentro del Gobierno anfitrión.
Sin precedentes
Un hecho sin precedentes que ahonda el descrédito internacional de España: Podemos puede mantener un discurso antisistema que además blanquea a Putin. Pero es Sánchez quien permite que lo haga desde el propio Gobierno y quien les incluye, por ejemplo en la Comisión de Secretos Oficiales, clave en el control del CNI.
Los ataques de Podemos al Rey, a la pertenencia a la OTAN, a los servicios de Inteligencia, a la relación con Marruecos en un momento clave o en favor de los gobiernos extremistas de toda Sudamérica son un problema de primera magnitud que Sánchez no puede seguir demorando: o está con la Comunidad Internacional o está con Podemos. Ambas cosas son incompatibles: Sánchez puede someterse lo que estime, pero no puede someter a España de una forma tan obscena ya.