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Del plan del PSOE y de los señores que fuman puros

No es casualidad que Pedro Sánchez ande pregonando a los cuatro vientos la especie de que existen unos “señores que fuman puros” que conspiran con el PP para echarlo a él del poder.

Pedro Sánchez en un mitin del PSOE

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Saben que en cuanto convoquen elecciones van a perder La Moncloa y el Falcon. Todo ello debido al encarecimiento de la vida, sus nefastas políticas económicas, la destrucción de las clases medias y bajas que han practicado con fruición, su dogmatismo ideológico y la figura de un presidente que es percibido por los españoles como una persona antipática y soberbia. Que no puede pisar la calle sin ser abucheado por izquierdas y derechas.

Por ello, descontado el presumible batacazo electoral, ya están trabajando en la vuelta al poder después de una pausa de cuatro años. Como se lo cuento. Están minando el campo para que el Partido Popular se vea entrampado y con las calles ardiendo en contra del gobierno en un plazo muy corto.

Lo hacen con leyes como la de la memoria democrática (la memoria ni es democrática ni totalitaria, ni colectiva; es el recuerdo personal de cada uno y lo que importa son los asépticos hechos, es decir, la Historia, que quieren reescribir), comenzando a movilizar a los hasta ahora adormecidos y subsidiados sindicatos verticales o aplazando la toma de decisiones dolorosas que España necesita para salir de la recesión en que la izquierda, una vez más, nos ha metido de hoz y coz.

Habrá que tomar decisiones duras, como tuvieron que hacer José María Aznar y Mariano Rajoy. Cuentan con que Abascal (el líder Vox víctima del terrorismo de ETA, que no el infame alcalde socialista de Ermua) estará en el gobierno e impondrá a Núñez Feijóo determinadas cuestiones que a ellos les darán excusas. Algo que está por ver. También contaban con ello en Andalucía.

Podemos no cuenta ya salvo para el folclore. Está tan muerto como Ciudadanos. Yolanda Díaz formará parte del paisaje como lo formaba en su día Izquierda Unida, Hundida gracias a Alberto Garzón. El tiempo de la “nueva política” acabó de momento, con la excepción de Vox, a quien aún le queda recorrido.

No es casualidad que Pedro Sánchez, jefe del partido sanchista, ande pregonando a los cuatro vientos la especie de que existen unos “señores que fuman puros” en cenáculos madrileños, siempre Madrid como expresión de un sistema que detestan, que conspiran con el PP para echarlo a él del poder. Los mismos señores con puros (¿no hay señoras?) a los que ya apuntó Sánchez, en este caso incluso con nombre, cuando fue arrojado por una ventana de Ferraz por Pérez Rubalcaba.

Olvídense de las teorías de la OTAN y demás disparates que algunos compran con fruición gracias al aparato propagandístico de Ferraz y la ingenuidad de no pocos

Sánchez está preparando, como hizo entre 2016 y 2017, el regreso. Recuerden que dimitió para volver. En las primarias socialistas de 2017 Sánchez se alzó victorioso entre la militancia de toda España, con la excepción del País Vasco y la Andalucía de Susana Díaz.

Después del entrismo practicado por los más radicales en el partido. Las bases dieron la espalda al aparato del partido. Y él volvió. Por tanto, olvídense de las teorías de la OTAN y demás disparates que algunos compran con fruición gracias al aparato propagandístico de Ferraz y la ingenuidad de no pocos.

Esta estrategia del retorno al poder es lógica teniendo en cuenta que Sánchez era el hombre defenestrado por el aparato socialista cuando se temieron que sería capaz de pactar con separatistas, comunistas y bilduetarras, como efectivamente hizo. Si lo logró una vez, ¿por qué no dos? Personalmente o por persona interpuesta.

Los socialistas saben que vivimos en una democracia emocional e infantilizada en que la gente compra el relato de los medios de comunicación, que controlan. En ello está trabajando ya un grupo pequeño y discreto. Conviene tenerlo en cuenta.

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