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Ayuso vapulea a un presidente condenado a hacerse invisible

La presidenta de la Comunidad de Madrid ha vuelto a enmendar la plana a un Sánchez empeñado en hacer creer que su impopularidad es fruto de las malas artes de sus adversarios políticos.

Isabel Díaz Ayuso, en un pleno de la Asamblea de Madrid

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Isabel Díaz Ayuso se ha acostumbrado a corregir y sacarle los colores al Gobierno liderado por Pedro Sánchez. La estrategia del actual inquilino de la Moncloa para eludir responsabilidades y culpar del clamoroso rechazo social que padece a las malas prácticas de sus adversarios políticos tiene a la presidenta de la Comunidad de Madrid como una de sus principales dianas. Pero a estas alturas, este chusco plan solo sirve para exhibir más torpeza y cinismo del que ya se derrocha.

La última patraña con la que Sánchez y sus portavoces mediáticos han tratado de desacreditar a Ayuso tiene que ver con la gestión sanitaria. Y el rapapolvo de la dirigente autonómica del PP con los datos en la mano ha sido para taparse y no asomar la nariz en mucho tiempo.

Y no es la primera vez que lo hace. A lo largo de los últimos meses, la mandataria madrileña ha probado con datos fehacientes que, frente a acusaciones falsas y manipulaciones sin cuento, la región madrileña es la que más recaudación posee con el menor esfuerzo fiscal de España; es la comunidad que realiza una aportación más grande al PIB nacional por delante de Cataluña; su renta media se halla entre las tres mejores del país junto a Navarra y el País Vasco, su tasa de desempleo es de las más reducidas dentro del territorio nacional y, además, inyecta casi el 75% de los recursos del fondo de cohesión interterritorial.

Frente a ese panorama de éxito, es natural que un Gobierno a la deriva como el de Sánchez, más preocupado por la propaganda y por la administración sectaria, trate a Díaz Ayuso como su bestia negra. Pero la trampa y el cartón del sanchismo hace mucho que dejaron de hacer efecto entre la sociedad española.

Abochorna cada vez que ataca a Ayuso y solo consigue hacer aún más evidentes sus errores y traiciones y adornar la acción y el discurso político de la presidenta madrileña

Desde ese pacto con Unidas Podemos que no le dejó dormir en su momento, ampliado a independentistas y proetarras, con tal de conquistar y mantenerse en el poder a toda costa; al aprovechamiento de la actual inflación que hunde la economía doméstica y productiva en España para el acaparamiento y el derroche; sin olvidar los desplantes al Rey Felipe y a Don Juan Carlos o los intentos de control del poder judicial; la secuencia de acciones soberbias, hipócritas y descalabrantes del presidente parece no tener fin.

Quitarse de en medio

Así las cosas, no es extraño que, como informaba ESdiario hace unos días, tanto dentro de su círculo de asesores como de dirigentes locales y autonómicos se esté generando un clima de opinión tendente a invitar a Sánchez a reducir al mínimo sus apariciones y encuentros públicos. Mejor explotar la agenda internacional, que si bien suma muy poco en la movilización de apoyos en el contexto nacional, tampoco resta.

Esas mismas voces, por otra parte, deberían sugerir al presidente que también deje de derivar responsabilidades y descargar culpas en sus rivales políticos como Isabel Díaz Ayuso. Abochorna cada vez que lo hace, pues solo consigue hacer aún más evidentes sus errores y traiciones y adornar la acción y el discurso político de la presidenta madrileña. El contraste entre el brillo de esta y la condena a la invisibilidad de Sánchez es demasiado escandaloso.