Una manifestación contra Ayuso con un problema de fondo que debe atender
La campaña de la izquierda contra Ayuso explota con demagogia las lagunas sanitarias de Madrid, que deben ser atendidas por la Puerta del Sol para zanjar la polémica.
Las 200.000 personas que según la Delegación del Gobierno se manifestaron este domingo en Madrid para "salvar la sanidad pública madrileña" no son pocas, sin duda, pero distan mucho de representar al conjunto de los ciudadanos de la Comunidad de Madrid y están más cerca, probablemente, de los objetivos políticos de una de las promotoras de la protesta, Mónica García, líder de "Más Madrid" y jefa de la Oposición.
Porque solo así se entiende el apocalipsis con el que describen un servicio, el sanitario, que tiene lagunas necesitadas de atención pero dista mucho de ser el desastre que pretenden. Y desde luego, no es una situación privativa de Madrid, que iguala o mejora a casi cualquier Comunidad en casi todos los parámetros que miden la eficacia de las prestaciones médicas.
Tiene mejores listas de espera, más médicos de especialidades, hospitales mejor valorados e incluso un tasa de doctores en atención primaria similar o superior a la de otras regiones como Valencia, Asturias o Cataluña, que no son objeto de la presión política que padece Madrid desde hace décadas, agravada ahora con el Gobierno de Pedro Sánchez y la oposición madrileña. Y aunque el gasto por habitante sea menor, los costes también lo son por el carácter uniprovincial de la región y las menores distancias existentes.
No hay razones objetivas, pues, para hacer de Madrid una excepción nacional. Ni tampoco para convertir sus problemas en una excusa para describir un caos inexistente o, peor, asustar a la ciudadanía con una privatización sanitaria que ni se pretende ni es posible: los conciertos con el sector privado, que son razonables, están también en inferioridad económica con los de otras regiones donde no se airea ese fantasma.
Ayuso tiene razón al señalar la politización de esta protesta y de la huelga en ciernes, pero se equivocaría en no entender y atender los problemas ciertos que sí existen, no todos madrileños ni de su competencia, pero en cualquier caso bajo su responsabilidad: faltan médicos y enfermeras; sus retribuciones son asombrosamente bajas y la gestión del servicio es mejorable.
La campaña y la verdad
No todo depende de sus competencias, y en ese sentido es vergonzosa la omisión del Ministerio de Sanidad en el problema nacional de falta de médicos, pero diría mucho de su sensibilidad que distinguiera la protesta política de la queja razonable y pusiera en su solución la misma energía que caracteriza a su gestión.
Nada mejor para frenar una campaña demagógica lanzada por la misma izquierda que lleva 30 años denunciando la quiebra de la sanidad madrileña que atender y arreglar, con rapidez, las lagunas evidentes que tiene el sistema y denunciar las que, no siendo cosa suya, afectan significativamente a los madrileños.