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El PSOE pagará muy caras las peligrosas cesiones de Sánchez

Las reformas legales impulsadas por el Gobierno para contentar a los secesionistas no solo pasarán factura en las urnas, sino que dejarán cicatriz en la marca socialista por mucho tiempo.

Pedro Sánchez, en una alocución desde Moncloa

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Más insoportable que contemplar como desde el Gobierno de Pedro Sánchez se afronta la derogación de los delitos de sedición y de malversación para contentar a los secesionistas catalanes, animándoles de paso a repetir su asonada de 2017; son los intentos de desvincularlas de la aprobación de los Presupuestos Generales o de justificarlas por el cumplimiento del programa electoral. Es tratar de tomar por estúpida a la ciudadanía, empezando por la que simpatiza y milita en el PSOE.

Porque hasta los votantes y militantes socialistas asumen que se trata de una maniobra desesperada de un Gobierno sin mayoría parlamentaria, que necesita mantener los apoyos indepedentistas de la investidura para llegar al final de la legislatura.

Y éstos, a su vez, tienen más que claro que volverán a convocar su referéndum de autodeterminación. Pésima carta de presentación para los dirigentes y agrupaciones regionales y locales del PSOE que afrontan elecciones autonómicas y municipales la próxima primavera.

La sangría de votos que se augura comienza a cuantificarse en los sondeos. El rechazo a los compromisos acordados por el PSOE con el independentismo catalán y con los proetarras de Bildu es mayoritario entre los simpatizantes del partido en el Gobierno. Y lo peor para éste no es que sus votos vayan a la abstención sino que un porcentaje cada vez más alto va a cambiar de signo para alimentar a las candidaturas del PP.

Costará mucho tiempo y muchas elecciones reparar el daño

Desde Moncloa y sus medios afines, no obstante, se relativiza este desgaste, asegurándose que esa pérdida ya está amortizada, y que se ha contribuido a templar la situación política en Cataluña. Pero aunque fuera así, y el CIS de Tezanos lo decore con sus encuestas, lo cierto es que esta deriva descabellada de Sánchez va a dejar severamente marcado a su partido.

Porque más allá de los resultados que arrojen las urnas en mayo próximo, al PSOE le va a costar mucho tiempo y muchas elecciones sacudirse la imagen de partido que ha sido capaz de torcer todas las reglas democráticas y constitucionales con tal de mantenerse en el poder. Incluso sin que esté Sánchez como cabeza de cartel, el socialismo español lo va a pagar muy caro.