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Seducción y sedición

La supresión del delito de la sedición solo servirá para eliminar las defensas del Estado e intentarán que lo olvidemos empleando como método la seducción.

Pedro Sánchez

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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, está decidido a seducirnos a los españoles para que nos traguemos la derogación del delito de sedición y su sustitución por el delito de desordenes públicos agravados.

Realmente, buscando el significado de seducción en el diccionario nos encontramos con la siguiente definición: "Persuadir a alguien con argucias o halagos para algo, frecuentemente malo". Es decir, engañar para conseguir un resultado negativo para el seducido y bueno para el seductor. También es bueno que conozcamos el significado del término sedición según la Real Academia de la Lengua: "Alzamiento colectivo y violento contra la autoridad y el orden público".

En eso estamos, en una nueva campaña de propaganda monclovita para convencernos de que es necesaria la modificación del Código Penal para que la situación del orden público en Cataluña vaya mejorando. Queriendo el Gobierno que olvidemos que fue precisamente el Código Penal y la Justicia, y sobre todo el miedo a volver a la cárcel, lo que ha frenado por el momento las ansias de continuar delinquiendo de los socios golpistas del Gobierno.

La supresión del delito de la sedición solo servirá para eliminar las defensas del Estado ante un nuevo ataque contra la Constitución y eso es lo que quieren que olvidemos, empleando como método la seducción.

Pedro Sánchez quiere confundir, por ignorancia o mala fe, los desórdenes públicos con el ataque contra la Constitución, que es el bien jurídico protegido por el actual delito de sedición. Así, un altercado público que suponga una algarada callejera por una protesta por ejemplo, contra la subida de precios, será castigado de igual manera que si ese mismo grupo de personas organiza un altercado que tenga la finalidad derogar la Constitución o proclamar la independencia de un trozo del territorio nacional.

Pedro Sánchez quiere confundir, por ignorancia o mala fe, los desórdenes públicos con el ataque contra la Constitución, que es el bien jurídico protegido por el actual delito de sedición.

Lo que distingue el delito de desorden público del delito de sedición es la finalidad del objetivo perseguido por los autores, por eso, es falso el discurso de Pedro Sánchez y es un insulto a los ciudadanos, querer seducirnos con mentira.

Pero es mucho peor que haya colaboracionistas de la mentira que repitan, al dictado de la Moncloa, que en Europa no existe este delito, o que con la derogación se mejorará la situación catalana, como ha ocurrido en la Comunitat Valenciana donde la vicepresidenta Aitana Más, de Compromís, con la colaboración del presidente de la Generalitat, Ximo Puig, ha afirmado que "con la desaparición del delito habrá menos represión y más libertad".

Pero la seducción que quiere conseguir el Gobierno, sin duda, no logrará su objetivo cuando los ciudadanos contemplemos la totalidad de la jugada, porque no solo se deroga el delito de sedición sino que también se modificará el delito de malversación de dinero público, es decir, que robar el dinero de los españoles pasará a ser un delito menos grave y todo ello para que se les devuelva el dinero defraudado por los golpistas y de rebote, no entre en prisión el que fue presidente del partido socialista José Antonio Griñán. Así habrá un tres por uno: Junqueras, Puigdemont y Griñán.

Sánchez abre la puerta a nuevas exigencias

Mientras tanto, no quieren que los “seducidos” ciudadanos sepamos que estamos ante una amnistía encubierta que además desarma al Estado frente al próximo ataque contra la Constitución que se producirá. Sin duda, además se está abriendo las puertas a nuevas exigencias del resto de fuerzas independentistas.

Así, el PNV ha pedido que se elimine de la Constitución el art. 155 para evitar que se suspenda la autonomía, también ha pedido un poder judicial vasco independiente del español. Bildu también quiere parte del “botín” ya que ha pedido modificar el Código Penal y la ley general penitenciaria para favorecer a los presos terroristas y que salgan de las cárceles, además ha exigido que no se investiguen los delitos de terrorismo aun no esclarecidos. No podemos dejarnos seducir por la sedición y menos por los seductores profesionales y sus palmeros, porque avisados estamos.