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Una aberración que no taparán ni el Mundial ni las fiestas

La cadena de despropósitos y cesiones vergonzosas que acumula el Gobierno de Sánchez no será olvidada fácilmente, por mucho que desde Moncloa se calculen los tiempos y las oportunidades.

Sánchez, en la tribuna del Congreso

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El Gobierno de Pedro Sánchez ha apretado el acelerador en las últimas dos semanas para sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado y garantizarse la continuidad hasta final de la legislatura. Y lo que desde el Ejecutivo aún sigue tratando de venderse como el fruto de consensos y acuerdos democráticos, son en realidad despropósitos y cesiones vergonzosas. Despenalizar el delito de sedición y buscar el modo de laminar también el de malversación es una entrega bochornosa al independentismo catalán, como el traslado de presos etarras al País Vasco es el precio a pagar al apoyo del PNV y Bildu. La ciudadanía lo ve y lo sabe.

Como ve y sabe que el desastre de la ley del sí es sí y la revisión de condenas para muchos violadores es uno de los errores más graves cometidos por un Gobierno en nuestro país en los últimos lustros. Y nada de eso caerá en el olvido fácilmente, como confían Pedro Sánchez y su núcleo duro.


Tal confianza reside, según la especie que ha circulado en los últimos días en algunos medios, en que la celebración del Mundial de Qatar y el ciclo festivo que arrancará con el Puente de la Constitución y la Inmaculada y las celebraciones navideñas a partir del 22 de diciembre contribuirán a distraer la atención, atenuar el profundo malestar social y nublar la memoria.

Cuesta creerlo pero este Gobierno ya ha dado muestras sobradas a lo largo de los últimos cuatro años de conducirse de un infantilismo hiriente a la hora de tratar a la opinión pública. De modo que no sería de extrañar que el círculo de asesores de Sánchez, calculando tiempos y oportunidades, le haya animado a acelerar el paso en los últimos días para aprovechar el tiempo de 'anestesia' en el que nos adentramos, entre partidos de fútbol y luces navideñas.

Difícil es que a cientos de miles de ciudadanos agobiados por una inflación galopante y una recesión sin fin se les olvide la aberración que representa este Gobierno, que lejos de protegerles y motivarles, reserva sus mejores atenciones para violadores, golpistas o etarras

Si ya es estúpido tan siquiera pensar algo así, más lo es no ser capaz de entender que, cuando pasen estas "semanas narcotizantes", ahí seguirán estando los Junqueras, Aragonés, Rufián u Otegi sacando pecho de cómo someten al Estado a su intereses. O continuarán saliendo rebajas de condenas o puede que excarcelaciones de peligros delincuentes sexuales, por mor de una ley redactada desde el analfabetismo jurídico más lamentable.

Por no hablar de una situación económica cada vez más desesperante, metidos además en lo más crudo del invierno y, consecuentemente, de la dependencia energética. Difícil es, en suma, que a cientos de miles de ciudadanos agobiados por una inflación galopante y una recesión sin fin se les olvide la aberración que representa este Gobierno, que lejos de protegerles y motivarles, reserva sus mejores atenciones para violadores, golpistas o etarras. Ni antes ni durante ni después del Mundial y de las Navidades.