El funeral de Cs

Ciudadanos fue una buena idea y un proyecto necesario: sustituir al nacionalismo como aliado constitucionalista de los dos partidos mayoritarios. Ese espacio sigue siendo necesario, pero tendrá que ser con otra marca, otras caras y en otro tiempo. Ahora solo ayuda a fragmentar el voto y, en consecuencia, auxilia a Sánchez. Arrimadas, Bal, Villacís y compañía han de entenderlo. Su momento pasó.